Historia de Europa

El fatídico cometa que se cruzó con la expedición de Álvares Cabral

Hoy en día, la aparición de un cometa en el cielo es todo un espectáculo astronómico. Antes era síntoma y presagio de adversidad. La expedición de Pedro Álvares Cabral pudo comprobarlo. Salió de Portugal el 9 de marzo de 1500, compuesto por 13 naves (10 carracas y tres carabelas). Mal número, debieron pensar algunos de los 1.200 hombres que transportaba, incluidos soldados bien entrenados en la guerra. Luis de Camoens Estuvo en la flota como voluntario, lo que luego ilustraría en su poema Os Lusiadas. el espíritu aventurero de sus compañeros.

El fatídico cometa que se cruzó con la expedición de Álvares Cabral

Pedro Álvares Cabral

Cabral era miembro de la Orden de Cristo, tenía 33 años y sabía que ésta era su gran oportunidad. Desde el principio, esta expedición estuvo propensa al desastre y surgieron todo tipo de incidentes y desgracias. Uno de ellos incluso tuvo un final feliz, ya que fueron desviados por una tormenta hacia el oeste, lo que provocó el avistamiento accidental de las costas de Brasil, el 22 de abril de 1500, reivindicando este descubrimiento para su país (hoy se ha puesto en duda). que fue tan "accidental"). El 2 de mayo la plantilla pierde de vista la costa brasileña y es cuando empiezan a surgir los mayores problemas. El percance más grave se produjo cuando ya estaban llegando al final del continente africano y fondeados en aguas del Atlántico Sur.

El fatídico cometa que se cruzó con la expedición de Álvares Cabral

Desembarco del Cabral en Porto Seguro (Brasil)

Según una crónica portuguesa, el día doce de mayo en esa zona ven aparecer en el cielo austral un brillante cometa de larga cola, y permaneció allí durante varias noches consecutivas, apuntando su cabeza hacia el Cabo de Buena Esperanza. Estos marineros del siglo XV, tan llenos de supersticiones, les dieron la impresión de que este fenómeno aéreo era un mal augurio, común en aquella época. Y tenían razón. Tan pronto como el cometa desapareció del cielo, las condiciones climáticas cambiaron. Curiosamente, el viento amainó, pero sólo para regresar con fuerza de huracán de tal intensidad que dispersó a toda la flota. El texto recogido de la Relaçao do Piloto anônimo (1500), capítulo LXVII - «Tormenta de un gran tao que III naus se perderá», de la obra O descobrimento do Brasil de T.O. Marcondes de Souza (1956) dice lo siguiente, una vez traducido del portugués:

Artículo. El otro día, que era dos de mayo de aquel año, la Armada desplegó velas por el camino para rodear el Cabo de Buena Esperanza, o cual camino estaría en el Golfo del Mar, más de leguas MCC, que son cuatro millas. . por legua Y el día 12 de aquel mes, caminando por nuestro camino, se nos apareció un cometa en dirección a Arabia con una cola muy larga, que apareció continuamente durante ocho o más diez noches.

El cronista valenciano Martí de Viciana amplifica un poco más esta información en su Libro Tercero de la Crónica de la Increíble y coronada ciudad de Valencia de su reino (1563) cuando añade:«Y el XXIII de aquel mes se levantó el mar bravo y furioso, que era muy espantoso, además porque de día el agua tenía color de pez y de noche era de fuego». Lo cierto es que cuatro barcos se hundieron con toda su tripulación, uno de ellos capitaneado por Bartolomeu Días (el que supuestamente mejor conocía este peligroso cabo; no en vano fue el descubridor del Cabo de las Tormentas, que años después pasó a llamarse Cabo Buena Esperanza para no asustarse). Un barco encalló y se incendió y otro se separó de la flota y se presume que se hundió. Cabral finalmente logró llegar a Calicut (costa occidental de la India) y al poco tiempo se peleó con los reyes locales y tuvo que lanzarse al mar perseguido por flechas y bombardear la ciudad.

Llegaría a Lisboa el 31 de julio de 1501 con sólo cinco barcos completamente cargados, dos vacíos y seis perdidos de los trece barcos con los que había partido. Diezmada en hombres pero con una fortuna en especias y los descubrimientos geográficos "oficiales" de Brasil y Madagascar, algo es algo. Lo malo es que aunque se le ha atribuido dicho descubrimiento, se sabe que los españoles Vicente Yáñez Pinzón Estuvimos en esas tierras antes. (en enero de ese año) y Diego de Lepe (en febrero), llegando hasta la desembocadura del Amazonas, pero no lo reclamaron para la corona de Castilla. ¿Por qué? Se debe al Tratado de Tordesillas (1494), por el que las dos potencias descubridoras de la época, España y Portugal, se repartieron las zonas de influencia fijando una línea de demarcación en uno de los meridianos (situado a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde) cayendo los territorios del este de Brasil bajo la órbita portuguesa. Cállate. Y aquí paz y luego gloria que entonces se sabrá todo, incluido el cometa.

Colaboración con Jesús Callejo