
La batalla de Thimbri es una de las más importantes pero también la menos conocida del mundo antiguo. Los vencedores se apoderaron de Asia Menor de un plumazo. La batalla se ganó gracias a un plan inteligente combinado con "nuevas" armas.
Kyros, el primer gran rey de la Persia aqueménida, comenzó a construir su imperio tras su victoria sobre la hermana nación de los medos. Su nuevo oponente fue Creso de Lidia. Persas y lidios se enfrentaron en la batalla de Pteria en el año 547 a.C. siendo la batalla inconclusa debido al eclipse solar que ocurrió.
Después de la batalla, Creso sintió que la amenaza persa se había calmado durante los siguientes meses a medida que llegaba el invierno. Sin embargo, Ciro lo sorprendió avanzando contra la cabeza de un gran ejército, que según Jenofonte, contaba con 200.000 hombres, entre persas, medos y otros súbditos.
Según el historiador griego, los persas tenían 126.000 infantes. El resto eran jinetes. Sin embargo, Ciro había preparado dos "armas secretas" para enfrentarse a la caballería de élite de Lidia que tenía todos los motivos para temblar... Entonces el monarca persa tenía 300 camellos y 5-6 torres de asedio. También tenía 300 carros.
Jenofonte informa que Creso logró reunir un ejército de 420.000 hombres, incluidos aliados frigios, capadocios, babilónicos y egipcios. Las cifras dadas por Jenofonte se consideran exageradas.
La batalla
Para contrarrestar la superioridad numérica del enemigo Cyros decidió alinear su ejército de una manera no particularmente ortodoxa (ver diagrama). La caballería, los carros y los camellos se alinearon en los laterales, mientras que su infantería se alineó en el centro con los camellos de transporte arrodillados ante él.
Ciro temía a la famosa caballería de choque de Lidia. Para esto utilizó los camellos. Los caballos que no están acostumbrados a los sonidos, el olfato y la vista de los camellos les tienen miedo y no se acercan a ellos. Esto es exactamente de lo que se aprovechó el rey persa.
Creso, sin importarle la forma en que se alinearan los oponentes, ordenó, de manera convencional, su infantería en el centro y la caballería en los flancos. Cuando, como Ciro esperaba, la caballería de Lidia cargó, se encontraron frente a los camellos y el "fuego" de los arqueros y las torres de Ciro. Pronto prevaleció la confusión, de la que Ciro se apresuró a aprovechar liberando caballería, carros y camellos contra los jinetes de Creso, aplastándolos.
Pronto los persas rodearon a la infantería enemiga causándoles grandes pérdidas. Sin embargo, la mayoría de los lacayos de Creso se rindieron. Los que sobrevivieron huyeron con su rey a la capital, Sardis.
Después de la batalla, los persas sitiaron y finalmente ocuparon Sardes, ganando no sólo el reino de Lidia sino también Asia Menor. Es bien conocida la historia que transmite Heródoto:Ciro se disponía a arrojar a Creso al fuego. Luego exclamó:"Solón, Solón".
Ciro le preguntó entonces qué quería decir y él respondió sobre su encuentro con el sabio ateniense Solón, su orgullo y su creencia de que era el hombre más feliz del mundo. Solón argumentó que tal cosa no era cierta y resultó que tenía razón...