El atributo más definitorio de Napoleón Bonaparte antes de convertirse en emperador fue su destreza militar y su brillantez estratégica. Mostró un talento excepcional para el liderazgo, la táctica y la estrategia militares desde una edad temprana. Sus victorias en el campo de batalla, particularmente durante la campaña italiana (1796-1797) y la campaña egipcia (1798-1801), le dieron fama y reconocimiento como genio militar. La capacidad de Napoleón para analizar y explotar las debilidades del enemigo, su uso innovador de la artillería y su liderazgo inspirador lo convirtieron en un oponente formidable en el campo de batalla. Sus éxitos militares no sólo contribuyeron a su ascenso al poder, sino que también solidificaron su reputación como uno de los generales más importantes de la historia.