1. Dios: El celo religioso y la difusión del cristianismo fueron motivaciones poderosas para los exploradores europeos. Muchos exploradores eran cristianos devotos que buscaban convertir a los pueblos indígenas al cristianismo. A sus ojos, la exploración y la colonización brindaron una oportunidad para ampliar el alcance de su fe y atraer a los "paganos" al cristianismo.
2. Gloria: El deseo de gloria y fama personal impulsó a muchos exploradores a emprender viajes peligrosos. La perspectiva de descubrir nuevas tierras, trazar mapas de aguas desconocidas y dejar su huella en el mapa alimentó los ambiciosos sueños de muchos exploradores. La búsqueda de la gloria a menudo estaba estrechamente ligada a la idea del orgullo nacional y al prestigio asociado con la exploración y el descubrimiento.
3. Oro: El beneficio económico y la adquisición de riqueza fueron motivos centrales para la exploración europea. La búsqueda de metales preciosos, especialmente oro, fue el motor de muchas expediciones. La promesa de riquezas y el potencial de un comercio lucrativo atrajeron a comerciantes e inversores a financiar estas empresas.
A continuación se muestran algunos ejemplos específicos que ilustran cómo estos motivos se manifestaron en las exploraciones europeas:
- Dios: Cristóbal Colón, conocido por su viaje a América en 1492, era un católico devoto que creía que tenía la misión divina de difundir el cristianismo en el Nuevo Mundo. Describió su viaje como una "empresa santa".
- Gloria: Fernando de Magallanes, un explorador portugués que lideró la primera vuelta al mundo, estaba impulsado por el deseo de fama y gloria. Buscó lograr grandes hazañas que serían recordadas en la historia.
- Oro: Los conquistadores españoles, como Hernán Cortés y Francisco Pizarro, estaban motivados principalmente por la búsqueda de oro. Sus campañas en América fueron impulsadas por el deseo de apoderarse de las riquezas de las civilizaciones azteca e inca.
Es importante señalar que estos motivos no eran mutuamente excluyentes y, a menudo, coexistían y se superponían en las mentes de los exploradores europeos. Si bien la búsqueda del cristianismo, la gloria personal y el beneficio económico fueron sin duda factores importantes, otras motivaciones, como la curiosidad científica, la exploración por el conocimiento y la búsqueda de nuevas rutas comerciales, también desempeñaron un papel en las exploraciones europeas.