Bajo el gobierno del rey Felipe IV, conocido como Felipe el Hermoso, Francia amplió sus territorios mediante exitosas campañas militares y matrimonios diplomáticos.
El dominio real se amplió significativamente para incluir Champaña, Navarra y Lyon. Francia también obtuvo control sobre Flandes y adquirió influencia en la región sur de Occitania.
La prosperidad económica impulsó el crecimiento de las ciudades, el comercio y el comercio durante este período. París surgió como un destacado centro de aprendizaje y cultura, convirtiéndose en el hogar de la reconocida universidad conocida como la Sorbona.
La riqueza de Francia se vio reforzada aún más por un próspero sector agrícola y la introducción de importantes reformas económicas, como la introducción de una moneda única y el establecimiento de ferias comerciales periódicas.
En general, la combinación de expansión territorial, poder económico e influencia cultural de Francia solidificó su posición como la monarquía más grande y rica de Europa a finales del siglo XIII.