Los destinos turísticos más populares en la Inglaterra isabelina fueron Londres, Oxford y Cambridge. Estas ciudades albergaban muchas atracciones históricas y culturales, como la Torre de Londres, la Biblioteca Bodleian y la Universidad de Cambridge.
Los turistas adinerados solían viajar en grupos y, a menudo, contrataban guías para que les mostraran los lugares de interés. También se alojaban en posadas y casas de huéspedes, que a menudo eran muy caras.
A pesar de los desafíos, el turismo era una industria en crecimiento en la Inglaterra isabelina. A finales del siglo XVI, había docenas de guías y relatos de viajes disponibles para ayudar a los turistas a planificar sus viajes.