El clima era atroz. Llovió intensamente durante gran parte de la batalla, convirtiendo el suelo en un atolladero. Esto dificultó el movimiento y la lucha de las tropas, y también provocó el colapso de muchas trincheras. La lluvia también dificultaba la visión, lo que dio a los alemanes una ventaja, ya que pudieron utilizar sus ametralladoras con gran eficacia.
El terreno también fue muy desafiante. El campo de batalla era una mezcla de campos abiertos, bosques y aldeas. Esto dificultó la maniobra de las tropas y también proporcionó a los alemanes muchos lugares donde esconderse.
Los combates fueron intensos y brutales. Los alemanes estaban bien preparados y lucharon ferozmente. Los británicos y franceses sufrieron numerosas bajas y muchos de los hombres heridos murieron a causa de las heridas debido a la falta de atención médica.
La Batalla del Somme fue una de las batallas más sangrientas de la historia de la humanidad. Más de un millón de hombres murieron o resultaron heridos y la batalla tuvo un profundo impacto en ambos bandos.