1. La fragmentación de Europa
Europa estaba dividida en muchos estados pequeños e independientes, cada uno con sus propias leyes y costumbres. Esto dificultaba que los comerciantes y comerciantes viajaran y comerciaran, y también limitaba el alcance del mercado de bienes.
2. El poder de la Iglesia
La Iglesia fue una fuerza poderosa en la Europa medieval y a menudo desalentó la actividad económica. Por ejemplo, la Iglesia prohibió la usura (el préstamo de dinero a interés), lo que dificultaba que las empresas obtuvieran el capital que necesitaban para crecer.
3. La falta de tecnología
La tecnología disponible para los europeos medievales era limitada, lo que les dificultaba aumentar su productividad. Por ejemplo, no tenían la maquinaria ni las fuentes de energía que luego se utilizarían para impulsar la Revolución Industrial.
4. La estructura social del feudalismo
El feudalismo era un sistema de organización social en el que la mayoría de la gente eran campesinos ligados a la tierra. Esto significaba que no tenían libertad para moverse o elegir sus propias ocupaciones, lo que limitaba su capacidad de contribuir a la economía.
Como resultado de estos factores, la sociedad europea durante el feudalismo se caracterizó por una lenta tasa de crecimiento económico y un bajo nivel de fuerzas productivas.