Después de la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética estaba decidida a extender el comunismo por todo el mundo. Creían que el comunismo era la única manera de lograr una sociedad justa y equitativa y estaban dispuestos a utilizar la fuerza militar para lograr este objetivo. Estados Unidos y sus aliados estaban igualmente decididos a detener la expansión del comunismo, y los dos bandos libraron una serie de guerras por poderes en diferentes partes del mundo durante la Guerra Fría.