Inestabilidad política: Los tres países estaban experimentando inestabilidad política en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. En Italia, hubo una serie de gobiernos de coalición débiles, mientras que en Alemania, la República de Weimar luchaba por hacer frente a la crisis económica y el ascenso del Partido Nazi. En Japón, los militares estaban afirmando cada vez más su influencia sobre el gobierno civil.
Disturbios sociales: Los tres países también experimentaron malestar social en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. En Italia hubo huelgas y disturbios generalizados, mientras que en Alemania el Partido Nazi explotaba las tensiones sociales en su beneficio. En Japón, había un creciente descontento con el manejo de la economía por parte del gobierno y el creciente poder de los militares.
Nacionalismo: Los tres líderes eran nacionalistas que apelaban al sentimiento de orgullo nacional y superioridad de sus respectivos pueblos. Utilizaron este nacionalismo para conseguir apoyo para sus regímenes fascistas y justificar sus políticas agresivas en el exterior.
Antisemitismo: Los tres líderes también eran antisemitas y utilizaron este odio hacia los judíos como chivos expiatorios de los problemas de sus países. En Alemania, los nazis aplicaron una política de genocidio sistemático contra el pueblo judío, mientras que en Italia y Japón hubo una discriminación generalizada contra los judíos.
Estos son sólo algunos de los factores de los que se aprovecharon Hitler, Mussolini e Hirohito cuando alcanzaron el poder fascista antes de la Segunda Guerra Mundial. Al explotar estas condiciones, pudieron consolidar su poder y llevar a sus países a la guerra.