Pérdidas territoriales y sanciones económicas: El tratado impuso duras condiciones a Alemania, incluida la pérdida de importantes territorios y el pago de importantes reparaciones. Estos provocaron un resentimiento generalizado entre la población alemana y contribuyeron a las dificultades económicas del país.
La cláusula de culpabilidad de guerra: El artículo 231 del tratado, conocido como la "Cláusula de Culpabilidad de Guerra", asignó la responsabilidad exclusiva de la Primera Guerra Mundial a Alemania. Esta disposición fue profundamente ofendida por muchos alemanes, ya que culpaba de la guerra únicamente a su país.
Auge del nacionalismo: El resentimiento causado por el Tratado de Versalles, combinado con la inestabilidad económica y política en Alemania durante la década de 1920, creó un terreno fértil para el surgimiento de movimientos nacionalistas, en particular el Partido Nazi liderado por Adolf Hitler.
Fracaso de la Sociedad de Naciones: La Sociedad de Naciones, establecida después de la Primera Guerra Mundial para promover la cooperación internacional y prevenir conflictos futuros, no logró abordar eficazmente los agravios de Alemania ni hacer cumplir los términos del tratado. Esto contribuyó a una sensación de injusticia entre los alemanes y socavó la credibilidad de la comunidad internacional.
Remilitarización de Renania: En 1936, Hitler violó los términos del tratado al remilitarizar Renania, una zona desmilitarizada en la frontera occidental de Alemania. Este acto encontró poca resistencia por parte de otras potencias europeas y señaló el creciente desprecio de Hitler por los acuerdos internacionales.
Si bien el Tratado de Versalles no fue la única causa de la Segunda Guerra Mundial, sí contribuyó al aumento del nacionalismo, el resentimiento y las dificultades económicas en Alemania, todo lo cual influyó en el estallido del conflicto.