2. Espíritu de exploración: El siglo XVI marcó un período de intensa curiosidad y sed de exploración entre los europeos. Los avances en la navegación, como el astrolabio y la brújula, permitieron a los marineros aventurarse en aguas inexploradas. Los exploradores europeos estaban ansiosos por descubrir nuevas tierras, trazar nuevos territorios y ampliar su conocimiento del mundo.
3. Celo religioso: El fervor religioso también jugó un papel importante en los viajes europeos durante el siglo XVI. La expansión del cristianismo fue la fuerza impulsora de muchas expediciones. Los exploradores tenían como objetivo convertir a las poblaciones indígenas al cristianismo y establecer nuevas misiones en las tierras recién descubiertas. Además, la Reforma Protestante provocó conflictos religiosos en Europa, lo que llevó a algunos protestantes a buscar libertad religiosa en el Nuevo Mundo.