Con la globalización, ha habido un cambio significativo en el poder económico de los países desarrollados a los países en desarrollo, lo que ha llevado a una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres. Los países desarrollados han experimentado pérdidas de empleo y sectores manufactureros en declive, mientras que los países en desarrollo han experimentado un aumento de la mano de obra mal remunerada y de las economías informales. Esto ha resultado en una concentración de la riqueza entre una pequeña élite tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.
Los factores que contribuyen a esta creciente desigualdad económica incluyen:
- Liberalización del comercio: La apertura de los mercados al comercio y la inversión internacionales ha permitido a las empresas trasladar sus instalaciones de producción a países con costos laborales más bajos, lo que ha provocado desplazamiento de empleos y estancamiento salarial en los países desarrollados.
- Cambio tecnológico: El rápido avance de la tecnología ha transformado la naturaleza del trabajo y ha generado una demanda de trabajadores altamente calificados. Esto ha creado una división entre quienes poseen estas habilidades y quienes no, lo que ha resultado en un acceso desigual a oportunidades e ingresos.
- Globalización financiera: El mayor flujo de capital a través de las fronteras ha permitido a personas y corporaciones ricas invertir en activos financieros, lo que ha llevado a una concentración de la riqueza en manos de unos pocos.
- Políticas fiscales: Las políticas fiscales que favorecen a los ricos, como los bajos impuestos a las ganancias de capital y los sistemas tributarios regresivos, han contribuido aún más a la desigualdad económica.