Los antiguos griegos tenían varias creencias cosmológicas sobre el sol, que evolucionaron y se perfeccionaron con el tiempo:
Teoría heliocéntrica:
Aristarco de Samos propuso una teoría heliocéntrica en el siglo III a. C., sugiriendo que el sol era el centro del cosmos y la Tierra giraba a su alrededor. Esta idea, sin embargo, no fue ampliamente aceptada en ese momento y ganaría reconocimiento mucho más tarde.
Modelo Geocéntrico:
La creencia más destacada era el modelo geocéntrico o cosmología centrada en la Tierra. Desarrollado por Claudio Ptolomeo en el siglo II d.C., este modelo situaba a la Tierra en el centro del universo y se creía que el Sol orbitaba alrededor de la Tierra.
El Sol como Deidad:
El sol tenía un gran significado religioso y mitológico en la antigua Grecia. Helios era el dios del sol, y representaba al sol como una deidad personificada que conducía un carro dorado por el cielo todos los días, trayendo luz y calor.