La Primera Guerra Púnica (264-241 a. C.) se libró principalmente por el control de Sicilia y resultó en una victoria romana, que condujo a la adquisición de Sicilia y Córcega por parte de la República Romana. La Segunda Guerra Púnica (218-201 a. C.) fue el conflicto más importante entre las dos potencias.
Estuvo marcada por las famosas campañas del general cartaginés Aníbal, quien cruzó los Alpes con sus elefantes e infligió varias derrotas a los romanos, incluida la batalla de Cannas en el 216 a.C. Sin embargo, los romanos finalmente salieron victoriosos y Cartago perdió gran parte de su territorio y poder.
La Tercera Guerra Púnica (149-146 a. C.) fue un conflicto relativamente breve pero decisivo que culminó con la destrucción completa de Cartago y su posterior transformación en provincia romana. Con la derrota de Cartago, Roma se convirtió en la potencia dominante en el Mediterráneo y expandió su influencia por toda la región, preparando el escenario para el surgimiento del Imperio Romano.