ALEMANIA:
1. Represión brutal: El gobierno de Alemania se caracterizó por una brutal represión y violencia. Suprimieron cualquier forma de resistencia o disidencia, lo que provocó un miedo generalizado entre las poblaciones conquistadas.
2. Explotación de Recursos: Alemania explotó los recursos y la mano de obra de los territorios ocupados para apoyar sus esfuerzos bélicos. Utilizaron trabajo forzoso, confiscaron propiedades e impusieron pesadas cargas económicas.
3. Discriminación racial: El régimen nazi implementó una política de discriminación racial, considerando a los "arios" superiores a otros grupos étnicos. Esto resultó en persecución y maltrato a judíos, romaníes y otras minorías.
4. Colaboradores y gobiernos títeres: Alemania instaló gobiernos títeres en algunos países ocupados y reclutó colaboradores entre las élites locales. Esto ayudó a mantener el control y mitigar la necesidad de una administración alemana directa.
JAPÓN:
1. Control militar: Japón estableció gobiernos militares en los territorios conquistados, con un estricto control militar sobre todos los aspectos de la vida. Los civiles fueron sometidos a la ley marcial y libertades restringidas.
2. Asimilación cultural: Japón siguió una política de asimilación cultural, con el objetivo de promover los valores y el idioma japoneses en las áreas ocupadas. A menudo se suprimieron las culturas e identidades locales.
3. Explotación económica: Japón explotó las regiones conquistadas en busca de recursos, materias primas y mano de obra para apoyar sus esfuerzos bélicos. Las economías locales fueron manipuladas para beneficiar a la empresa colonial japonesa.
4. Trato brutal a civiles: La ocupación japonesa se caracterizó por el trato brutal a los civiles, incluidos asesinatos en masa, torturas y trabajos forzados. El infame sistema de mujeres de solaz sometió a las mujeres de los territorios ocupados a la esclavitud sexual.
5. Colaboración y gobiernos títeres: Japón instaló gobiernos colaboracionistas y reclutó a élites locales como líderes títeres para mantener el control y minimizar la participación directa japonesa.
A pesar de estas estrategias amplias, las políticas y métodos específicos empleados por Alemania y Japón variaron dependiendo de las regiones y circunstancias particulares. En última instancia, las conquistas de ambas naciones estuvieron marcadas por gobiernos opresivos, explotación y violencia, dejando legados duraderos de trauma y resentimiento.