La caída de Louisbourg expuso graves fallas en la estructura y preparación del ejército francés, especialmente si se lo compara con el británico. Estos defectos expuestos no sólo afectaron la moral de las tropas francesas, sino también la de los civiles franceses. Con el dominio británico en el mar, Francia ya no controlaba el río San Lorenzo. Esto significó que los franceses no podían recibir refuerzos ni suministros de Europa. Los británicos pudieron utilizar su control del mar para atacar otros asentamientos franceses en América del Norte, como Quebec y Montreal.
La caída de Louisbourg también asestó un duro golpe a la economía francesa. La fortaleza había sido un importante centro de comercio para los franceses y su captura significó que Francia perdió el acceso a una fuente vital de ingresos.
La pérdida de Louisbourg también afectó la moral en Francia. La fortaleza había sido un símbolo del poder francés en América del Norte y su caída fue vista como una gran humillación. El pueblo francés ya estaba desmoralizado por la Guerra de los Siete Años, que se prolongaba desde hacía varios años, y la pérdida de Louisbourg sólo sirvió para empeorar las cosas.
En general, la caída de Louisbourg fue un gran revés para los franceses. Tuvo un impacto devastador en la moral de las tropas francesas, el pueblo francés y la economía francesa. La fortaleza nunca fue devuelta a Francia y su captura marcó el comienzo del fin del poder francés en América del Norte.