En respuesta a la resistencia de los colonos, los comerciantes británicos solicitaron al gobierno británico que tomara medidas para reprimir las protestas. También organizaron boicots a los productos estadounidenses y se negaron a enviar productos a las colonias. El gobierno británico respondió a las demandas de los comerciantes enviando tropas a las colonias y aprobando la Ley Declaratoria, que afirmaba el derecho del Parlamento a imponer impuestos a las colonias.