Falta de importancia estratégica: Noruega no se consideraba tan estratégicamente importante para Rusia como otras zonas de Europa, como los Balcanes o los Estados bálticos. El objetivo principal de Rusia en la Segunda Guerra Mundial era asegurar su frontera occidental y establecer una esfera de influencia en Europa del Este, y Noruega no era vista como esencial para estos objetivos.
Geografía y clima: Noruega es un país accidentado y montañoso con un clima severo, lo que habría hecho que una invasión y ocupación fuera extremadamente difícil para las fuerzas rusas. La larga costa del país y los numerosos fiordos habrían dificultado el control de todo el país, y las condiciones climáticas habrían obstaculizado las operaciones militares durante gran parte del año.
Resistencia noruega: Noruega tenía un movimiento de resistencia fuerte y bien organizado, que se formó poco después de la invasión alemana en abril de 1940. El movimiento de resistencia pudo interrumpir eficazmente las líneas de suministro y comunicación alemanas, y también proporcionó inteligencia valiosa a las fuerzas aliadas. Esta resistencia habría hecho aún más difícil para Rusia ocupar y controlar Noruega.
Intervención aliada: Tanto Estados Unidos como Gran Bretaña estaban interesados en evitar que Noruega cayera bajo control ruso y brindaron un apoyo significativo al movimiento de resistencia noruego. En 1944, los aliados lanzaron la Operación Overlord, una invasión a gran escala de Normandía, que desvió efectivamente recursos alemanes de Noruega y ayudó a asegurar el país para los aliados occidentales.
En resumen, Rusia no ocupó Noruega debido a una combinación de factores, incluida la insignificancia estratégica del país, el terreno y el clima desafiantes, la fuerte resistencia noruega y la intervención de las fuerzas aliadas.