Si bien tanto el Renacimiento italiano como el Renacimiento europeo compartieron muchas características comunes, como un interés renovado por el aprendizaje y el arte clásicos, también hubo algunas diferencias clave entre ellos. Por ejemplo, el Renacimiento italiano se centró más en los estudios humanísticos, mientras que el Renacimiento europeo se centró más en los avances y la exploración científicos. Además, el Renacimiento italiano se caracterizó por un mayor grado de libertad y experimentación artística, mientras que el Renacimiento europeo estuvo más influenciado por el arte clásico de Grecia y Roma.
En general, el Renacimiento italiano puede verse como el punto de partida del Renacimiento europeo, pero el Renacimiento europeo fue un movimiento más amplio que incorporó influencias de una gama más amplia de culturas y tradiciones.