Después de la colonización europea de América, muchos nativos americanos se vieron obligados a adoptar nombres europeos como parte de una política de asimilación cultural. Esto a menudo se hizo a través de políticas gubernamentales, trabajo misionero y el sistema de escuelas residenciales. En algunos casos, los nativos americanos se vieron obligados a adoptar nombres europeos como parte de un proceso de adquisición de ciudadanía o propiedad de tierras.
En otros casos, los nativos americanos adoptaron nombres europeos voluntariamente como una forma de asimilarse a la sociedad en general. Esto podría hacerse por diversas razones, como mejorar sus oportunidades sociales y económicas o escapar de la discriminación. Algunos nativos americanos también adoptaron nombres europeos como una forma de honrar o recordar a sus antepasados que se vieron obligados a adoptar nombres europeos.
Hoy en día, muchos nativos americanos continúan usando nombres europeos, mientras que otros han recuperado sus nombres tradicionales o han adoptado nuevos nombres que reflejan su herencia cultural. No existe una única forma correcta para que un nativo americano se nombre a sí mismo, y la decisión de utilizar un nombre europeo o un nombre tradicional es una elección personal.