Historia antigua

Scapa Flow, buceando entre los barcos de dos guerras mundiales.

Scapa Flow, buceando entre los barcos de dos guerras mundiales.

Scapa Flow Es una bahía situada en las Islas Orcadas escocesas, de poco más de 20 km de largo por unos 15 km de ancho. Su posición geográfica, sus aguas abrigadas y una profundidad casi constante de 40 metros lo han convertido en un auténtico puerto natural. El cual ha sido utilizado desde los vikingos en la Edad Media, hasta el siglo XX. Precisamente en esta última y convertida en la base naval más importante de la Royal Navy británica, será cuando entre de lleno en la historia.

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¿Quién iba a decirle a los tranquilos ciudadanos de estas islas del norte de Escocia que los incidentes ocurridos durante las dos guerras mundiales iban a convertir su bahía en un paraíso para buceadores de todo el mundo ?

Scapa Flow durante la Gran Guerra.

La Armada Imperial Alemana fue una de las principales armas de la ofensiva teutónica para ganar la Gran Guerra. Pero su fracaso en el bloqueo de las Islas Británicas, junto con su error al hundir los barcos mercantes estadounidenses que transportaban suministros a Gran Bretaña, pusieron en jaque al Imperio Alemán. En definitiva, fue la causa principal de la entrada de Estados Unidos en la guerra. Lo que llevó a un lento final del mismo, tras la paulatina retirada del conflicto de los aliados de Alemania.

Por otro lado, el motín de los marineros alemanes, a finales de octubre de 1918 en la localidad de Kiel, ante el llamado a participar en la última guerra naval contra la Real Marina, desencadenó el fin de la Primera Guerra Mundial. Ya que a estas se unieron soldados de tierra, y trabajadores de las principales ciudades alemanas. Estos hechos llevaron a Alemania a solicitar un armisticio el 11 de noviembre de 1918.

Unos días después, concretamente el 21 de noviembre, 74 barcos alemanes partieron escoltados por los vencedores británicos hacia Scapa Flow. Al mando de la flota alemana estaba un experimentado almirante prusiano, Ludwing von Reuter, con la misión explícita de esperar los resultados de las conversaciones de paz del Tratado de Versalles. Aunque parece que tenía muy claro cuál era su misión, ya que la preparó a fondo.

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Ludwig von Reuters

La noticia de los preocupantes acuerdos que los aliados estaban preparando para los barcos alemanes, que implicaban dividirlos entre italianos, franceses e ingleses, llevó a von Reuter a ejecutar su plan. La mañana del 21 de junio de 1919, los focos y las banderas alemanas comenzaron a transcribir las instrucciones en Morse. Sólo cinco horas después, 52 de los 74 barcos estaban en el fondo de Scapa Flow. Por cierto, el resto los recuperó la marina inglesa. Por otro lado, Ludwig van Reuter, que fue arrestado y condenado por los británicos, se convirtió en uno de los héroes de la derrota alemana en la Gran Guerra, y el primero condecorado por Hitler al comienzo de la siguiente Guerra Mundial.

Ernest Cox, el traficante de chatarra más rico del mundo.

Tras la guerra vino la reconstrucción, por lo que la necesidad de acero provocó una subida considerable del precio de este metal. Ernest Cox, un rico empresario del mundo del metal se puso manos a la obra, entre 1924 y 1932 levantó gran parte de la flota, tanto alemana como algunos barcos ingleses que habían sido hundidos en el transcurso de la Gran Guerra. Su hazaña le valió el sobrenombre de “el hombre que compró una flota ”, Título del libro escrito en 1964 en su honor. Aunque la gran crisis acabó con la rentabilidad de esta operación, que tuvo que ser abandonada definitivamente en 1933, dejando aún un gran número de barcos en el fondo de Scapa Flow, a la espera del más ilustre de todos.

El hundimiento del HMS Royal Oak.

El acorazado británico nació al comienzo de la 1ª Guerra Mundial. Tras lo cual se convirtió en una de las principales protagonistas de la Batalla de Jutlandia, contra la flota de la Armada Imperial Alemana, en 1916. Después de la guerra recorrió las aguas del Atlántico y el Mediterráneo en misiones de vigilancia de la precaria paz de entreguerras. El verano de 1939, a pesar de ser mucho más lento, tanto frente a sus rivales como ante sus nuevos compañeros, se dispuso a ocupar su lugar en la retaguardia de la Royal Navy antes de la nueva Guerra Mundial. Obviamente en aguas de Scapa Flow.

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HMS Roble Real

No había pasado ni un mes y medio desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial, cuando aquel 14 de octubre de 1939, Günther Prien, aprovechando la marea alta, logró Introducir un submarino alemán U-47, por los pocos cientos de metros que separan las islas de Burray y Mainland. Tras lo cual ejecutó dos disparos de torpedo que impactaron en el HMS Royal Oak, que rápidamente se hundió en las aguas de Scapa Flow llevándose consigo la vida de 834 personas, de las 1.200 que se encontraban a bordo.

La respuesta británica fue cerrar la parte oriental de la bahía, conectando las diferentes islas a través de carreteras. Para rematarlas fue necesario utilizar la mano de obra de prisioneros de guerra, concretamente de los italianos que estaban llegando a las Islas Británicas a partir de enero de 1942. El resultado se puede contemplar hoy en las llamadas barreras de Churchill y en la bella capilla de la Italianos situados en la isla de Lamb Holm, construidos con los mismos materiales que la obra principal.

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Una de las cuatro barreras de Churchill.

Todo esto mientras la bahía de Scapa Flow se convertía en uno de los puntos más importantes de la Segunda Guerra Mundial. Desde allí partieron los barcos hacia la URSS ocupada por el Tercer Reich, para promover un alivio del asedio, al que fueron sometidas ciudades como la actual San Petersburgo, la antigua Leningrado. Además de servir como punta de lanza en la búsqueda del acorazado alemán más famoso, el Bismark, que fue hundido frente a las costas de Francia. Todo ello después de haber causado enormes bajas a la Royal Navy británica, en la batalla del Estrecho de Dinamarca a finales de mayo de 1941.

Scapa Flow hoy.

Toda esta peculiar historia ha hecho de Scapa Flow un entorno marino único en el mundo. Como ya se ha dicho para la práctica del submarinismo, pero también para cualquier viajero apasionado de la historia del siglo XX.

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La pequeña iglesia italiana de Scapa Flow

Hoy en día todavía quedan unos 60 barcos hundidos, además de cuatro aviones. Casi todos pueden ser arriados, con algunas excepciones como el HMS Royal Oak, ya que está prohibido, tras haber sido convertido por las autoridades británicas en una especie de tumba nacional. Por cierto, cada 14 de octubre se realiza una bajada para cambiar la bandera de proa, como homenaje al difunto.

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Las grandes atracciones son los tres enormes acorazados de más de 26.000 toneladas cada uno, y los cuatro cruceros de unas 5.000 toneladas, aunque sólo pueden acceder a ellos buceadores expertos. Por lo demás, están los pequeños pecios que se sitúan en las proximidades de las costas, muchos de ellos pueden observarse desde dicha costa cercana, sin necesidad de sumergirse en las gélidas aguas del Atlántico Norte.

Finalmente, te invito a conocer un poco más sobre la historia, y la ubicación de los barcos, en el siguiente sitio web oficial de Scapa Flow:scapaflowwrecks

Imágenes:commons.wikimedia