
Por Rainer Sousa
Al explorar los acontecimientos vinculados a la Alemania nazi, observamos que el régimen establecido por Adolf Hitler tenía la capacidad de emprender una serie de acciones ilegales. A medida que alcanzó el poder político, estableció políticas de represión que progresivamente aniquilaron todo tipo de oposición política en el país. Inicialmente, los sindicatos, los partidos políticos y las propias instituciones gubernamentales fueron el blanco de diversas acciones autoritarias.
Cuando llegamos a la Segunda Guerra Mundial, la opulencia del Estado nazi amplió su alcance, extendiendo la persecución antisemita en diferentes partes del mundo. Desde un punto de vista práctico, esta política de persecución no sólo cumpliría las teorías que constituyeron el pensamiento nazi; en muchos casos, la persecución de los judíos y la explotación de su fuerza laboral en los campos de concentración se convirtió en una importante fuente de ingresos.
Incluso hoy, la explotación de la población judía durante el nazismo presenta algunas historias muy curiosas. Durante la guerra, varios informes mencionan los grandes botines que los ejércitos comandados por el general Erwin Rommel impusieron a los judíos que vivían en Túnez, una región del norte de África. Los soldados alemanes habrían confiscado arbitrariamente importantes sumas de dinero, joyas, metales preciosos y obras de arte.
Por este hecho, algunos investigadores sospechan que una parte de este tesoro valorado en R$ 80 millones de reales habría estado bajo poder de Rommel. Para algunos, la medida tomada por el general reflejaba la grave desconfianza que tenían los militares en relación al gobierno liderado por Hitler. De esta forma, habría llevado a cabo el desvío de dichos recursos para anticipar cualquier problema relacionado con una posible derrota alemana durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante este período, el avance de las fuerzas enemigas habría obligado a los alemanes a proporcionar un escondite para esa fortuna. Durante mucho tiempo se creyó que tales objetos y mercancías habrían sido depositados en secreto en la isla mediterránea de Córcega, estratégicamente situada entre África y Alemania. Sin embargo, no ha llegado ninguna pista que ofrezca información más clara sobre la ubicación exacta de este tesoro nazi.
Recientemente, una antigua fotografía de un oficial nazi ha renovado las esperanzas de quienes buscan estos valiosos artefactos. En su reverso se encontró un código numérico que supuestamente contenía las verdaderas coordenadas del tesoro perdido al final de la guerra. Después de más de seis décadas, la expectativa es encontrar una variedad de objetos que puedan revelar nueva información sobre la Segunda Guerra Mundial.