Es cierto que el cese de las hostilidades dista mucho de ser plenamente respetado. Varias veces se producen graves “ataques de tregua” por ambas partes. Pero, hasta 1404, ninguno de los dos protagonistas reunió grandes fuerzas destinadas a atacar al adversario. Ricardo II de Inglaterra defiende esta reconciliación. Admiraba la monarquía Valois, libre de todo control popular o señorial, y soñaba con introducir un régimen similar en su propio país. Sin embargo, para librarse de la tutela de los barones y del parlamento, le parece útil confiar en su adversario de la víspera. En Francia, Carlos VI, que entonces tenía 20 años, decide dejar de lado la tutela de sus tíos y gobernarse él mismo con la ayuda de su hermano Luis, futuro duque de Orleans y antiguos consejeros de su padre. quienes son llamados (noviembre de 1388). Con el primer ataque de locura del rey en 1392, sus tíos recuperaron el poder que habían perdido durante un tiempo. Una reversión de la situación que no modificará las relaciones con Inglaterra.
Sin embargo, no se puede llegar a un tratado de paz entre los dos países. El odio mutuo se ha vuelto demasiado grande y los litigios son ahora demasiado intensos. Además, la desconfianza renació con el ascenso al trono inglés de Enrique de Lancaster, que se proclamó rey con el nombre de Enrique IV tras haber hecho desaparecer a Ricardo 11, su primo. El nuevo rey debió gran parte de su popularidad a sus declaraciones beligerantes y, en 1404, la monarquía Valois, aprovechando un grave levantamiento en Gales, tomó la iniciativa de reanudar las hostilidades. Las primeras operaciones francesas son totalmente infructuosas. Las rivalidades que dividen y desolan el reino no son ajenas a estos fracasos. Desde la muerte de Felipe el Temerario, en 1404, la lucha se ha abierto entre el nuevo duque de Borgoña, Juan sans Peur, y el hermano del rey, Luis de Orleans. Ambos persiguen el mismo objetivo:ampliar y consolidar sus posesiones y ocupar el primer lugar en el gobierno de la monarquía. El asesinato en París de Luis de Orleans por asesinos a sueldo del duque de Borgoña, el 23 de noviembre de 1407, hizo imposible cualquier reconciliación.
El gesto de Jean sans Peur parece fatal para su causa. Pero, de pie, presenta una apología del crimen en la que se presenta al duque de Orleans como un tirano al que era legítimo sofocar. También es un defensor de la reforma monárquica contra los abusos y la malversación de fondos. Como resultado, su popularidad creció, especialmente entre la burguesía parisina, y pudo asumir la dirección del gobierno. Pero la facción orleanista, encabezada por el nuevo duque de Orleans, Carlos, y su suegro, el conde Bernardo VII de Armagnac, todavía controla la mitad del reino. Por tanto, Jean sans Peur debe consolidar y ampliar su posición. Piensa conseguirlo pidiendo la intervención inglesa.