Historia antigua

Jerga. El discurso de los criminales en la literatura del Siglo de Oro

Jerga. El discurso de los criminales en la literatura del Siglo de Oro

La palabra proviene del latín ' ALEMÁN ', hermano . A principios del siglo XVI, la Germanía era la 'cofradía formada por los gremios de Valencia y Mallorca que promovieron una guerra contra los nobles'; A partir de Valencia, ciudad donde la mala vida se había desarrollado enormemente, se difunde como uso traslacional para designar a la gente del hampa y su jerga. . Rodrigo de Reinosa en sus Romances , Feliciano de Silva en su Segunda Celestina y Juan Hidalgo en su Vocabulario y en el Romancero divulgan este término ('germanía') así como 'german' y 'germán'=rufián; 'alemán'=prostituta; 'germánico' y 'germanesco'=relacionado con germania. Ni que decir tiene que este lenguaje críptico estaba en constante evolución precisamente para mantener su condición de indescifrable y que los miembros de la justicia y los "perjudicados" por los criminales no podían entender lo que tramaban y tramaban.

Un discurso difícil de entender

La documentación que tenemos de este lenguaje nos llega a través de la literatura , y por tanto sublimado, cuando su período de validez en la vida real prácticamente había agotado. Esta "fosilización" no nos impide, sin embargo, ver que en Germania hubo diferentes épocas y que los términos utilizados en la literatura son fiables. Esta jerga se difundió, desde su uso actual en la calle, a través de la literatura en verso y prosa, en las hojas de cordel y en el teatro. Hay un antes y un después en la evolución de la germanía marcada por la aparición en 1609 de una obra lexicográfica ya citada:el Vocabulario de germanía del anónimo Juan Hidalgo, nombre genérico en ese momento, seudónimo bajo el cual Cristóbal de Chaves posiblemente se esconde. , abogado de la Real Audiencia de Sevilla, autor de la Relación de la Cárcel de Sevilla , escrito a finales del siglo XVI. Bien lo dice Juan Hidalgo en uno de sus Romances :“Habla nueva germania / porque no está descornado (=descubierto); / que el otro era muy viejo / y los villanos lo vislumbran” (1609, Romances de germanía de Juan Hidalgo [Romancero general], Agustín Durán, Rivadeneira (Madrid), 1851, p. II, 595).

Antes de este primer diccionario, los diferentes escritores que utilizan la jerga lo hacen explicando los términos que utilizan, como "dar una lección" (es lo que ocurre en Lope de Rueda o enCervantes ); después de arreglar las voces de germania en este Vocabulario su productividad se vuelve proteica, su uso se extiende y tantas explicaciones ya no se dan al lector. La lista de palabras a las que hace referencia Lope de Rueda en uno de los Pasos del Es bastante llamativo. , y que difiere, por supuesto, en varias voces y matices de los registrados, cincuenta años después, en el Vocabulario. de Juan Hidalgo; Nos dice Rueda (doy los equivalentes correspondientes al Vocabulario entre paréntesis):“Cazorla:Estoy muy feliz. Estad atentos, hijos míos. Estudiamos que los ladrones llaman calcurros a nuestros zapatos ('calcos' en Juan Hidalgo); a las calzas, tirantes ('alares' y 'conchas' en J.H.); al jubón, justo ('apretado' en J.H.); a la camisa, archivo; al sayo, zarzo ('sarzo' en J.H); a la capa, roja:al sombrero, poniente (también 'fieltro'); hasta la gorra, alto; a la espada, lavado; al puñal, calete ('descuerna-padrastros' en J.H.); al escudo, redondo; al casco, asiento; al jaco, siete almas; a la falda de la mujer, campana; al manto, sernicalo; Estilo saboyano, cálido; a la sábana, paloma (“amanecer” en J.H.); acostarse, piltra (en J.H. 'piltra' y también 'trinquete'); al gallo, canturro (‘capiscol’ en J.H.); a la gallina - tengan en cuenta, hijos míos, que tiene cuatro nombres - calabaza, picotazo en la tierra, cebolla y hueso. (en J.H. ‘gomarra’ y ‘piedra’)” (1545-1565, Lope de Rueda, Pasos , ed. por José Luis Canet, Madrid, Castalia, 1992, p. 298).

En su Rinconete y Cortadillo , publicado en 1613, pero compuesto antes de la aparición del Vocabulario En 1609, Cervantes se sintió obligado a explicar a su curioso lector los términos de la jerga. que utilizan los protagonistas de su ejemplar novela; nótese que en este autor el uso de la palabra 'germania' siempre se refiere al idioma del inframundo:

Criminales y gente corriente

La germania, pues, se renueva tan pronto como los términos se hayan difundido o se hayan vuelto comprensibles para quienes no pertenecen al inframundo. A veces la misma palabra sigue siendo válida pero se le asigna otro significado, y otras veces se elige un nuevo sinónimo. De hecho, existen verdaderas "familias" de términos y múltiples sinónimos para un mismo concepto; Es el caso de palabras como 'puta' y sus diversos sinónimos con matices de edad ('olla' o 'cobertera'), calidad ('tronga', 'marca', 'iza', 'piltraca', 'coima') , la mayor o menor experiencia del que ejerce ('mundano', 'primero', 'margaritona') y otras características ('tomajona', 'tributaria', 'trucha'); lo mismo ocurre con 'murcio', que es el nombre genérico con el que se designa al 'ladrón', junto con otros sustantivos que dan aviso de la hora a la que el ladrón roba ('madrugada') o de lo que roba ('capeador', ' ladrón', etc.), o cómo roba ('guzpatarero' =butronero), etc. Precisamente por eso habrá entradas en el diccionario (capeador, cuatrero, madrugada, guzpatarero...) que se referirán al uno general, que engloba todas las voces de un mismo campo semántico (murcio). En Cervantes y Quevedo se encuentran muchos de estos sinónimos junto con otros que son sus propias metáforas. Los mecanismos de formación más habituales de este léxico son la metáfora, la sinécdoque y la metonimia, es decir, las transformaciones de significado. , más frecuentes que las del significante. Por poner dos ejemplos de neologismos cervantinos, creo que cabe destacar, en primer lugar, el de 'canario', que es el preso que confiesa su delito, normalmente en el potro; la metáfora creada por Cervantes en su entremés El rufián viudo llamado Trampagos (compuesta a finales de 1613, principios de 1614) proviene del canto del pájaro:así como canta el canario (pájaro), el prisionero “canta” (confiesa) bajo tortura; en el Vocabulario de Juan Hidalgo este concepto fue expresado con la voz 'cantante'. En segundo lugar nos topamos con otra creación, la de las 'mudanzas', que aparecen en la comedia Pedro de Urdemalas.; Con esta metáfora, Cervantes se refiere a las 'galeras' en las que reman los condenados, es decir, son las viviendas (casas) de los galeotes y son “muebles” porque en ellas navegan (ver “La pena de galeras y los forzados ” en Desperta Ferro Especiales XIV).

Hay diferencias léxicas notables entre el discurso de los presos que están en la cárcel y el de los delincuentes que "hacen ejercicio" libremente en la calle y entre ellos y los tramposos. También hay que distinguir entre Germania como tal y los "condimentos" que la rodean:dichos populares, expresiones vulgares, que son comunes a todo el pueblo sin necesidad de pertenecer al inframundo.

Según el estudioso José Hesse (cfr . su introducción al Romancero de germanía de Juan Hidalgo, Tauro, Temas de España, Madrid, 1967) se pueden distinguir tres columnas del hampa:rufianes y cheques, ladrones y pícaros o vilhanos (dedicados a las cartas, tahúres). Tienen una jerarquía férrea entre ellos –se nota claramente en el patio de Monipodio Cervantino– y tienen con las mujeres una curiosa relación, siempre de explotación, aunque con alguna diferencia:sólo los cheques tienen mujeres de primera, rameras, eso sí. , pero categoría; los cheques ofrecen protección a cambio de vivir de ellos y al mismo tiempo mantener una relación íntima. Los ladrones tienen daifas de menor categoría y los pícaros no tienen la costumbre de juntarse con mujeres, la concentración para las trampas es fundamental y no quieren "distracciones", además de que para su "trabajo" no suelen úsalos. Como amplía José Luis Alonso Hernández (en su Léxico del Marginalismo ) este léxico es utilizado por prostitutas, rufianes, matones, jugadores y embaucadores, ladrones, estafadores y mentirosos, además de extenderse a mendigos, pícaros de cocina, cornudos, arbitros, charlatanes, vendedores ambulantes e incluso borrachos. Por eso lo encontramos en obras literarias de distintos géneros:en romances, jácaras, novelas picarescas, literatura casamentera, en comedias y en obras de teatro breves; Es interesante ver, en este último ámbito teatral, la evolución de esta jerga a partir de la huella de Lope de Rueda (siglo XVI), los distintos entremeses del siglo XVII y las farsas del siglo XVIII. Pero sin duda, uno de los géneros literarios más importantes para la difusión de Germania han sido las jácaras. en sus cuatro modalidades:la poética, la musical, la teatral y las jácaras de acontecimientos; Este último subgénero lo di a conocer en 2010 y tiene un tono y finalidad opuesto al resto de Jácaras y, en general, a la literatura en la que se suele utilizar Germanía. Los tres primeros subgéneros de jácaras pretendían entretener y divertir al público (lector, oyente o espectador, según el subgénero) y eran momentos de la vida de los delincuentes contados, quizás con gracia, otros con ironía, por ellos mismos, sin ningún tono trágico o doloroso. El propósito de las jácaras de hechos, una especie de “crónica negra” del Siglo de Oro, era asustar e intimidar al oyente del suceso que narraba, lleno de detalles espeluznantes y sangrientos, no sólo al criminal, sino a alguien. cercano a la justicia o al poder. La moral era por tanto inexistente en las jácaras teatrales, poéticas y musicales, convirtiendo al malhechor en casi un héroe; sin embargo, los de hechos tenían una finalidad claramente ejemplarizante, y en ellos los delincuentes eran tratados como escoria temible para que el oyente se asustara y no cayera en la delincuencia, ya que se les mostraba el crimen y la pena, en definitiva, el castigo con toda su crudeza.

En lo picaresco , no sin un trasfondo de crítica social, la simpatía del lector fue suscitada por los matones que poblaban sus páginas y así el lenguaje de germania corrió para siempre; Se entronizó en los corrales de comedia, donde la risa y el desenfado hacían que el público pidiera a gritos jácaras y otras piezas en las que intervenían matones y rameras, y finalmente, en las crónicas periodísticas que eran las "jácaras de los acontecimientos", mucho menos piezas literarias, encontramos un cambio de intención, de tono y de protagonista, así como un menor uso de esta jerga, ya que es importante que el oyente del suceso comprenda plenamente lo que ha sucedido y lo que le puede pasar.

Esta lengua se convirtió en literatura en las páginas de Rodrigo de Reinosa, Lope de Rueda, Agustín de Rojas Villadrando, Juan Hidalgo, Quiñones de Benavente, Salas Barbadillo, Cristóbal de Castillejo, Mateo Alemán, Quevedo, Cervantes, Lope de Vega, Calderón y muchos más. No hay que olvidar, sin embargo, que “cuando el río suena, el agua lleva” y en muchos casos la vida se ha convertido en literatura; Delincuentes reales como Mellado o Escarramán han quedado inmortalizados en las páginas más divertidas de los autores más nobles:Mellado permaneció en la memoria de todos gracias a Calderón, entre otros; En cuanto a Escarramán, además de estar inmortalizado por tres jácaras de Quevedo (Carta de Escarramán a Méndez , La respuesta de Méndez a Escarramán y el Testamento de Escarramán ) ha recorrido la obra de múltiples autores, desde Lope de Vega hasta Quiñones, y, entre ellos, uno de Salas Barbadillo:

Siempre en este sentido, como ejemplo entre vida y literatura, basta recordar la "doble vida" del poeta-matón Alonso Álvarez de Soria, hijo de nobles puestos en jaque.

Perduraciones

La persistencia de la germanía llega hasta nuestros días, lo cual es comprensible:siempre que haya marginalidad habrá un código cifrado. Por poner dos breves ejemplos, el cheli del Madrid del siglo XX tiene muchas palabras en común con la lengua germánica del Siglo de Oro (la mayoría de las metáforas tomadas de Cervantes y Quevedo:muermo, amuermarse, abierto, basca, estrecho, calcos, cantar, crudo, china, madera, mogollón , mono, roll, sobar, etc.); lo mismo pasa con el lunfardo en el Buenos Aires del tango y de Boca, una curiosa mezcla de alemán exportado por galeotes y malhechores de allende los mares, italiano estándar (bochar, facha tosta, furbo, gamba...) y dialecto (dado por los emigrantes ido a Argentina:principalmente napolitano y siciliano del sur de Italia, piamontés y véneto del norte) y algunas voces indígenas (entre ellas 'gaucho', del guaraní), así como expresiones del francés y el inglés; una mezcla especial y fructífera o koiné Es el que da origen al lunfardo, que conserva voces del Siglo de Oro germánico como el bolín, boliche, bodrio, fajar, gato, gavión, anzuelo, garbito, trucha, y muchas otras.

Bibliografía

  • Alonso Hernández, J. L. (1976):Léxico del marginalismo del Siglo de Oro. Salamanca:Universidad de Salamanca.
  • Alonso Hernández, J. L. (1979):La lengua de los criminales españoles en los siglos XVI y XVII:Germanía. Salamanca:Universidad de Salamanca.
  • Di Pinto, E. (2006):“Cervantes y el inframundo:un paseo por el lenguaje del inframundo”, en Culturas Populares. Revista Electrónica , 2 (mayo-agosto de 2006).
  • Reinosa, R. de (1988):Poesía alemana, ed. de Chamorro Fernández, M. I. Madrid:Espectador.

Este artículo fue publicado en Arqueología e Historia Desperta Ferro N° 19 como adelanto del próximo número, el Desperta Ferro Arqueología e Historia #20:Pícaros en la Edad de Oro.


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