1) Privacidad y normas culturales: Los victorianos eran en general más reservados que los de otras épocas, con estrictas convenciones sociales y expectativas sobre quién debía guardar sus sentimientos y pensamientos para sí mismo. Esta privacidad se extendió a su vida interior, que a menudo mantenían oculta a los demás, incluso a sus amigos y familiares más cercanos.
2) Fuentes limitadas: Muchas fuentes de información histórica, como cartas, diarios y revistas, no se conservaron o fueron destruidas durante la época victoriana. Esto significa que los historiadores tienen menos materiales de los que sacar provecho cuando estudian la vida interior de los victorianos.
3) Sesgos culturales: La cultura victoriana estuvo dominada por ciertas narrativas dominantes, como los valores de respetabilidad, propiedad y corrección moral. Estas narrativas a menudo influyeron en la forma en que las personas se expresaban, lo que dificultaba que los historiadores comprendieran sus verdaderos sentimientos y pensamientos.
4) Complejidad y diversidad: La era victoriana fue una época de rápidos cambios y transformaciones sociales, y la vida interior de los victorianos variaba ampliamente según su clase social, género, ocupación y región de residencia. Esta complejidad dificulta que los historiadores generalicen sobre la vida interior de todos los victorianos.
5) Barreras del lenguaje y la expresión: La cultura victoriana tenía su propio lenguaje y estilo de expresión únicos, que pueden resultar difíciles de entender para los historiadores modernos. Las sutilezas y matices del lenguaje pueden perderse con el tiempo, lo que dificulta comprender plenamente los pensamientos y emociones internos de los individuos victorianos.