Protección: Los caballeros y samuráis eran guerreros profesionales entrenados para luchar y proteger a los demás. A menudo eran contratados por reyes, nobles y comerciantes ricos para brindar seguridad a sus tierras y propiedades. En tiempos de guerra, los caballeros y samuráis eran fundamentales para defender sus territorios de los invasores.
Estado: Los caballeros y los samuráis eran miembros de la clase social de élite en sus respectivas sociedades. A menudo se les concedían tierras y títulos por su servicio militar, y gozaban de un alto grado de respeto y prestigio. Su presencia en una comunidad u hogar contribuía al estatus y la reputación de aquellos a quienes servían.
Obligaciones feudales: En el sistema feudal, a los caballeros y samuráis a menudo se les concedían tierras a cambio de su servicio militar. Esto creó una relación recíproca entre los caballeros/samurais y sus señores, mediante la cual los caballeros/samurais proporcionaban protección y lealtad, y los señores proporcionaban tierras y apoyo financiero. Estas obligaciones feudales eran esenciales para mantener el orden y la estabilidad en la sociedad medieval.
Combate y experiencia militar: Los caballeros y samuráis estaban altamente entrenados en técnicas de combate y artes marciales. Eran expertos en el uso de armas como espadas, lanzas, arcos y flechas. Su experiencia en la guerra los convirtió en oponentes formidables y activos valiosos en el campo de batalla.
Además, los caballeros y samuráis a menudo desempeñaban papeles importantes en ceremonias y rituales sociales, y eran respetados por su código de honor y conducta. Su presencia reforzó las jerarquías y los valores sociales, y su lealtad y coraje fueron muy valorados en la sociedad medieval.