1. Influencia de Felipe: Felipe era un hábil líder militar y diplomático, y Alejandro admiraba mucho sus logros. Intentó emular la destreza militar de su padre y realizó entrenamiento y educación marcial bajo la dirección de Felipe. Alejandro heredó la perspicacia política de su padre y la utilizó para elaborar estrategias de conquista y gobierno.
2. Conflicto con Felipe: A pesar de su fuerte vínculo, Alejandro chocó con Felipe más tarde en su adolescencia. Un incidente notable ocurrió durante una celebración real, donde Alejandro tuvo una acalorada discusión con Felipe, lo que llevó a un altercado físico. Esta ruptura tensó su relación y demostró el deseo de Alejandro de afirmar su independencia.
3. Relación materna compleja: La relación de Alejandro con su madre, Olimpias, estuvo marcada tanto por el amor como por una cantidad significativa de tensión. Olimpia era ferozmente protectora con su hijo y supuestamente estaba involucrada en complots contra Filipo, lo que puede haber complicado aún más los sentimientos de Alejandro hacia ella.
4. Deificación después de la muerte de Felipe: Tras el asesinato de Felipe en 336 a. C., Alejandro ascendió al trono y se embarcó en una serie de conquistas. Con el tiempo comenzó a reivindicar la divinidad, afirmando que era una figura divina como Zeus o Aquiles, lo que algunos consideran un distanciamiento deliberado de su familia humana.
En general, la relación de Alexander con sus padres no estuvo exenta de desafíos y conflictos, pero su influencia y educación lo convirtieron en el líder ambicioso y hábil en el que se convirtió.