Una de las principales fuentes de conflicto entre los dos grupos fue la tierra. Los peregrinos eran colonos que querían establecer asentamientos permanentes, mientras que los nativos americanos eran un pueblo nómada que vivía de la tierra. Esto llevó a la competencia por recursos como la tierra, el agua y los alimentos.
Otra fuente de conflicto fue la religión. Los peregrinos eran cristianos devotos que creían que su forma de vida era la única correcta. A menudo intentaron convertir a los nativos americanos al cristianismo, lo que provocó resentimiento y hostilidad.
A pesar de estos conflictos, también hubo períodos de cooperación y alianza entre los peregrinos y los nativos americanos. Por ejemplo, los peregrinos dependían de los nativos americanos para obtener alimento y refugio durante los primeros días de su asentamiento. Los nativos americanos también ayudaron a los peregrinos a aprender a sobrevivir en el nuevo entorno.
En algunos casos, los peregrinos y los nativos americanos formaron alianzas militares contra enemigos comunes. Por ejemplo, los peregrinos se aliaron con la tribu Wampanoag contra la tribu Narragansett.
La relación entre los peregrinos y los nativos americanos era compleja y en constante cambio. Hubo períodos de conflicto, tensión, cooperación y alianza. Fue una relación que estuvo moldeada por una variedad de factores, incluidas diferencias políticas, económicas y culturales.