Lazos culturales: Muchos colonos sintieron una fuerte conexión cultural con Gran Bretaña. Compartían idioma, religión y herencia con los británicos. Estaban orgullosos de ser súbditos británicos y no querían renunciar a esa identidad.
Lazos políticos: Algunos colonos creían que el gobierno británico era legítimo y debía ser obedecido. No querían rebelarse contra el rey ni contra el Parlamento.
Miedo al cambio: Algunos colonos temían lo que podría pasar si se rebelaban contra Gran Bretaña. Temían que las colonias cayesen en el caos o que fueran conquistadas por otro país.