Historia antigua

Prometeo

Prometeo

En la mitología griega, Prometeo (en griego antiguo Prometheús, “el Providente”) es un titán, hijo de Jápeto y Temis (o Clímene según los autores), y hermano de Atlas, Menoecio y Epimeteo. Es el padre de Deucalión, concebido con Pronoia (o Clymene). Según otra tradición minoritaria[1], Prometeo nació de la unión de Hera y su amante, el gigante Eurimedon.

Mito

Creación del hombre por Prometeo (Atenea está a la izquierda), bajorrelieve de mármol, Italia, siglo III, Museo del Louvre.
Creación del hombre por Prometeo (Atenea está a la izquierda), bajorrelieve de mármol , Italia, siglo III, Museo del Louvre.

Según la Teogonía de Hesíodo, fue Prometeo quien creó a los hombres a partir de un trozo de arcilla[2] y, a pesar de la oposición de Zeus, les enseñó la metalurgia y otras artes. Después de la victoria de los nuevos dioses liderados por Zeus sobre los titanes, Prometeo también les dio el fuego que les había robado y, por lo tanto, entró en conflicto con Zeus. Lo hizo encadenar al monte Cáucaso para que allí cada día un águila devorara su hígado.

Heracles lo liberó durante sus doce trabajos, pero para no derogar el juramento de Zeus que había jurado que el Titán permanecería para siempre encadenado al Cáucaso, Prometeo tuvo que llevar durante toda su vida un anillo de hierro de sus cadenas sujeto a un trozo de Piedra caucásica.

La leyenda de Prometeo sugiere que los antiguos griegos descubrieron que el hígado es uno de los pocos órganos humanos que se regenera espontáneamente cuando está dañado.

Prometeo se vuelve inmortal gracias al centauro Quirón:este último, herido accidentalmente por las flechas envenenadas de Heracles, que ya no soporta el sufrimiento pero no puede curarse ni morir, cambia su inmortalidad por su mortalidad, con la autorización de Zeus. Éste, en efecto, está agradecido a Prometeo por haberle predicho que si se casaba con la nereida Tetis, el hijo que tendrían juntos sería más poderoso que él y lo destronaría.

Posteridad

En filosofía, el mito de Prometeo se acepta como correspondiente a la metáfora del aporte del conocimiento a los hombres.

También es retomado por el filósofo Hans Jonas, en el Principio de responsabilidad (1979), para aludir a los riesgos imprudentes vinculados a las consecuencias de ciertos comportamientos humanos y de ciertas elecciones técnicas, en relación con el equilibrio ecológico, social y económico de el planeta.

Algunos psicoanalistas hablan del "complejo de Prometeo", una búsqueda perpetua de conocimiento. También admiten que se trata del complejo de Edipo de la vida intelectual.

También se puede encontrar en el mito prometeico, parte de los fundamentos de lo que más tarde será el cristianismo [ref. necesario]. Así, Prometeo desciende del Cielo como dios para encarnarse carnalmente y salvar a la Humanidad.

Por el contrario, los masones establecen un vínculo entre Lucifer (etimológicamente, el portador de la luz) y Prometeo (que trae el fuego a los hombres). Por analogía, la oposición entre Prometehe y Zeus se entiende como la oposición entre Lucifer y Cristo. Este es el antiguo luciferianismo de las logias.

Según algunas versiones griegas o latinas, fue encadenado a una roca, pero según otras, allí fue crucificado. Y podemos ver un paralelo entre este mito y el de Adán y Eva, expulsados ​​del Paraíso por haber probado el fruto del árbol del conocimiento del Bien y del Mal. Estos mitos también evocan la arrogancia, la tentación humana de estar a la altura de los dioses o, más en general, de elevarse por encima de la propia condición.

Fuente

* Luciano, Prometeo o el Cáucaso


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