Desde pequeños, a los niños se les encomendaban tareas adecuadas a sus fuerzas y capacidades. Aquí hay un resumen general de su rutina diaria:
Levantarse temprano: Los niños se despertaban antes del amanecer, normalmente entre las 5 y las 6 de la mañana. Esto era esencial para comenzar con las tareas del hogar y garantizar un día productivo.
Tareas de la mañana: El día comenzaría alimentando y atendiendo a los animales de la granja, como gallinas, cerdos y vacas. Los niños recolectaban huevos, estiércol como fertilizante e incluso ayudaban a ordeñar vacas si tenían edad suficiente.
Tareas del hogar: Las niñas solían ayudar con las tareas del interior, como limpiar, cocinar, hornear y conservar los alimentos. También ayudarían a preparar comidas para toda la familia.
Trabajo de campo: A medida que los niños crecían, gradualmente se involucraban en tareas más complejas en el campo. Ayudarían a plantar, desherbar, cosechar y cuidar los cultivos. Dependiendo de la temporada, esto podría implicar trabajar en el campo, huertos o jardines.
Cuidado de animales: Los niños desempeñaban un papel crucial en el cuidado del ganado. Supervisarían la alimentación, el agua, el traslado de los animales a diferentes áreas de pastoreo y el control general de la salud.
Educación: La disponibilidad de educación formal varió durante la época colonial, pero algunas familias se aseguraron de que sus hijos recibieran algún nivel de escolarización. Sin embargo, debido a la naturaleza exigente de la vida agrícola, es posible que los niños sólo asistan a la escuela durante determinadas temporadas en las que la carga de trabajo sea manejable.
Actividades de ocio: A pesar de sus apretadas agendas, los niños seguirán encontrando oportunidades de ocio. Juegos como la mancha, el escondite y jugar con juguetes caseros ayudaron a romper la monotonía de sus tareas diarias.
Variación estacional: Las estaciones también impactaron la vida diaria de los niños. Durante la primavera y el verano, las tareas a menudo implicaban plantar, cosechar y otros trabajos al aire libre, mientras que el invierno puede haber implicado más actividades en el interior como hilar y tejer.
Valor del trabajo duro: A los niños de las granjas se les inculcó la importancia del trabajo duro y la autosuficiencia. Comprendieron sus contribuciones al bienestar de la familia y sintieron una sensación de logro al cumplir con sus responsabilidades.
Crecer en una granja durante la época colonial se caracterizó por un ciclo continuo de trabajo, aprendizaje y desarrollo. Dotó a los niños de habilidades prácticas, un sentido de comunidad y una base sólida para afrontar los desafíos de la vida.