A pesar de su herencia divina, Artemisa era conocida por su independencia y autosuficiencia. Prefería pasar su tiempo en los bosques y montañas, acompañada por su partida de caza de ninfas. También era devota de su hermano gemelo, Apolo, y a menudo compartían aventuras juntos.
En general, la infancia de Artemisa fue de libertad, exploración y conexión con la naturaleza. Creció en un ambiente de apoyo que le permitió desarrollar sus talentos e intereses únicos.