Según la leyenda, los griegos fingieron alejarse de Troya, dejando atrás un enorme caballo de madera como ofrenda a los dioses troyanos. Los troyanos debatieron si traerlo dentro de sus muros o destruirlo, pero algunas figuras influyentes, incluido el sacerdote Laocoonte, les advirtieron que no lo hicieran. Laocoonte declaró:"¡Cuidado con los griegos que traen regalos!" Sin embargo, el sacerdote troyano Sinón, que había desertado del campamento griego, convenció a los troyanos de que el caballo era una ofrenda de paz y un símbolo de la rendición griega.
Al final, los troyanos llevaron el caballo a su ciudad a pesar de las advertencias de Laocoonte. Procedieron a celebrar su aparente victoria con fiestas y festividades. Sin embargo, al caer la noche, los soldados griegos escondidos dentro del caballo salieron, abrieron las puertas de la ciudad a sus camaradas y los griegos saquearon Troya.