Sin embargo, el auge del comercio durante este período condujo a un aumento del poder de los reyes de varias maneras:
1. Aumento de los ingresos reales:
La expansión de las rutas comerciales, particularmente a través de la exploración y la colonización, provocó una afluencia de riqueza y productos básicos a Europa, lo que aumentó los ingresos potenciales para los reyes. Al tener acceso a bienes valiosos como especias, seda y metales preciosos, los reyes podían generar ingresos significativos a través de impuestos y aranceles sobre bienes importados. Esto les permitió expandir su poder e influencia militar y reducir la dependencia de la nobleza para obtener apoyo financiero.
2. Aparición de clases mercantiles:
El crecimiento del comercio fomentó el surgimiento de poderosas clases mercantiles, que se convirtieron en actores económicos clave y tuvieron una influencia significativa sobre la política de sus países. Para proteger sus intereses, las clases mercantiles a menudo formaban alianzas con reyes y gobernantes, brindándoles apoyo financiero y político a cambio de políticas comerciales y privilegios favorables. Este alineamiento entre la monarquía y las clases mercantiles fortaleció la posición del rey y aumentó su capacidad para ejercer control sobre la economía.
3. Fortalecimiento de la Burocracia Real:
A medida que los reyes se involucraron más en el control y la regulación del comercio, necesitaron desarrollar una burocracia más centralizada para administrar y hacer cumplir las políticas comerciales. Esto llevó al establecimiento de departamentos e instituciones especializados centrados en el comercio y el comercio. El fortalecimiento de la burocracia permitió a los reyes ejercer un mayor control sobre los asuntos económicos y adquirir experiencia en la gestión de cuestiones relacionadas con el comercio.
4. Centralización del poder:
La afluencia de riqueza a través del comercio brindó a los reyes la oportunidad de reducir el poder político y militar de la nobleza feudal. Al otorgar privilegios comerciales y oportunidades económicas a los comerciantes que eran directamente leales a la corona, los reyes podían debilitar la influencia de los señores y barones feudales que dependían de la riqueza basada en la tierra. Los reyes también pudieron contratar ejércitos profesionales, aumentando su independencia de las estructuras de poder tradicionales.
5. Políticas mercantilistas:
Durante los siglos XVI y XVII, muchos países europeos adoptaron políticas mercantilistas destinadas a aumentar la riqueza y el poder nacionales a través del comercio. El mercantilismo fomentó las exportaciones, desalentó las importaciones y promovió las industrias nacionales. Al controlar el comercio y la acumulación de riqueza, los reyes podían convertir a sus países en potencias económicas y extender su influencia política a nivel mundial.
En resumen, el auge del comercio durante los siglos XVI y XVII transformó la dinámica de poder en Europa, fortaleciendo sustancialmente la posición de los reyes. Obtuvieron acceso a nuevas fuentes de riqueza, formaron nuevas alianzas con clases mercantiles y centralizaron el poder al reducir la influencia de la nobleza feudal. Estos cambios marcaron el comienzo de una nueva era de dominio monárquico y allanaron el camino para el surgimiento de poderosos Estados-nación en Europa y más allá.