Regla opresiva: Los faraones egipcios impusieron leyes duras y oprimieron a los israelitas. Los duros supervisores garantizaban el cumplimiento e infligían diversas formas de castigo, incluidas palizas y abusos físicos, por cualquier desobediencia o incumplimiento de las cuotas.
Infanticidio: En un esfuerzo por reprimir a la población israelita, el faraón ordenó que todos los varones israelitas recién nacidos fueran arrojados al río Nilo, mientras que a las niñas se les permitía vivir. Esta medida despiadada tenía como objetivo directo reducir el número de hombres israelitas e impedir el crecimiento de su comunidad.
Separación de la familia y la comunidad: Los israelitas fueron separados de sus familias, comunidades y hogares como resultado de haber sido obligados a ingresar en campos de trabajo y proyectos de construcción. Esto trastornó sus vidas sociales y culturales, fomentando una sensación de aislamiento y pérdida de identidad.
Opresión cultural: Los gobernantes egipcios promovieron su religión y cultura, presionando a los israelitas para que asimilaran y adoptaran las costumbres y creencias egipcias. Esto representó una amenaza para la herencia cultural distintiva y las prácticas religiosas de la comunidad israelita.