1. Divina Providencia:
Una creencia central durante la época isabelina era que Dios tenía un plan divino para cada individuo y para el mundo en su conjunto. Este concepto tenía sus raíces en la fe cristiana, que sostenía que la providencia de Dios guiaba los asuntos humanos. La gente creía que todos los acontecimientos, tanto buenos como malos, eran parte del plan maestro de Dios y que el destino de uno estaba predeterminado.
2. Fortuna:
El concepto de fortuna ocupó un lugar destacado en el pensamiento y la literatura isabelinos. La fortuna a menudo se personificaba como una mujer con los ojos vendados que hacía girar una rueda, representando la imprevisibilidad y el capricho de la vida. La gente creía que la suerte de uno podía cambiar para bien o para mal, y a menudo atribuía estos cambios a los caprichos del destino.
3. Astrología y Horóscopos:
La astrología jugó un papel importante en la sociedad isabelina. La gente consultaba a los astrólogos y estudiaba sus horóscopos para comprender su destino, predecir eventos y tomar decisiones importantes en la vida. Se creía que las cartas astrológicas revelaban los rasgos de carácter y las perspectivas futuras de una persona, influyendo en sus elecciones y creencias.
4. Predestinación:
Muchas personas durante este período suscribieron el concepto teológico de predestinación. Esta creencia sostenía que Dios ya había predeterminado la salvación o condenación de cada alma, independientemente de sus acciones. Reforzó la noción de que el destino de cada uno estaba fijado por decreto divino.
5. La Gran Cadena del Ser:
La cosmovisión isabelina abrazó la idea de la Gran Cadena del Ser, una estructura jerárquica que abarcaba toda la creación, desde las formas de vida más bajas hasta la más elevada, Dios. Esta creencia influyó en la percepción que las personas tenían de su lugar en la sociedad y de sus interacciones sociales, ya que todos tenían una posición predeterminada dentro de este orden cósmico.
6. Superstición y creencias populares:
En la época isabelina eran comunes diversas formas de superstición y creencias populares. Estos incluían creencias en brujería, el poder de maldiciones y hechizos, y la influencia de los amuletos de la suerte. La gente a menudo confiaba en esas creencias para protegerse de la mala suerte o la desgracia y dar forma a su vida diaria.
7. Libre albedrío versus destino:
A pesar de la fuerte creencia en el destino, algunos teólogos y filósofos durante el período isabelino también afirmaron el concepto de libre albedrío. Este debate estuvo influenciado por los escritos de los antiguos filósofos griegos y teólogos cristianos que reflexionaron sobre el equilibrio entre la predestinación divina y la acción humana.
Es importante señalar que, si bien estas creencias prevalecían en la época isabelina, no todos los individuos se adhirieron estrictamente a ellas. Hubo opiniones disidentes y diversos grados de escepticismo hacia determinadas creencias. Sin embargo, estas ideas estaban profundamente entrelazadas con el contexto religioso y cultural del período y moldearon la comprensión que las personas tenían de sus vidas, sus elecciones y el mundo que los rodeaba.