El proceso de teñido era complejo y requería mucho tiempo, y requería conocimientos y experiencia. Los tintoreros comenzarían preparando los textiles, eliminando la suciedad o las impurezas. Luego, teñían los textiles con uno o más colores y los lavaban y secaban.
Los tintoreros trabajaban a menudo para clientes ricos, como la corte real o el clero. También prestaron servicios a comerciantes y otros comerciantes.
El papel de los tintoreros fue fundamental para el desarrollo de la sociedad medieval. Proporcionaron los colores vibrantes que se utilizaron en ropa, muebles y otros artículos decorativos. Sus habilidades eran muy valoradas y, a menudo, se les pagaba bien por su trabajo.