Disciplina:
Josefo enfatiza constantemente la disciplina de los soldados romanos. Observa su estricto cumplimiento de las órdenes, su obediencia a sus superiores y su capacidad para mantener el orden y la formación incluso en medio de batallas caóticas. Por ejemplo, en "La guerra judía", escribe Josefo:"Los soldados romanos están acostumbrados a obedecer órdenes sin cuestionarlas... y a mantener sus filas y formaciones incluso en medio de las tormentas más violentas de la guerra".
Entrenamiento y Habilidad:
Josefo destaca el extenso entrenamiento y el riguroso acondicionamiento físico al que se sometían los soldados romanos. Describe sus constantes ejercicios y prácticas, su habilidad en el uso de una variedad de armas y armaduras, y su competencia en maniobras militares. En sus escritos, Josefo comenta:"El ejército romano es un ejemplo de excelencia militar. Sus soldados están bien entrenados, son altamente capacitados y capaces de ejecutar estrategias complejas de manera efectiva".
Dedicación y Lealtad:
Josefo también enfatiza la dedicación y lealtad de los soldados romanos a su deber y a sus comandantes. Observa su voluntad de sacrificarse por la gloria de Roma y su compromiso de mantener la seguridad del imperio. En "Las Antigüedades de los judíos", escribe Josefo, "los soldados romanos son ferozmente leales a su país, a sus líderes y a sus compañeros soldados. Están preparados para enfrentar cualquier dificultad o peligro al servicio del Estado romano".
En general:
Según las descripciones de Josefo, el ejército romano emerge como una fuerza formidable caracterizada por la disciplina, la dedicación y la habilidad en la guerra. Estas cualidades fueron fundamentales para el éxito del imperio romano en la expansión y el mantenimiento de sus vastos territorios.