Los sirvientes más comunes eran las criadas, que limpiaban la casa y hacían otras tareas domésticas generales. También había cocineros, que preparaban las comidas; lacayos, que atendían la mesa y realizaban otras tareas; y criadas, que ayudaban a las criadas. Además de estos sirvientes generales, también puede haber sirvientes especializados, como niñeras, que cuidan a los niños; institutrices, que enseñaban a los niños; y jardineros, que mantenían el terreno.
Por lo general, los sirvientes eran contratados desde una edad temprana y vivían en la casa de su empleador. Trabajaban muchas horas y a menudo se les pagaba muy poco. Sin embargo, también se les dio alojamiento y comida, y muchos sirvientes pudieron ahorrar dinero y, finalmente, conseguir mejores trabajos.