Las iglesias servían no sólo como lugares de culto, sino también como centro de la vida comunitaria. La iglesia local a menudo servía como punto focal para eventos importantes, como mercados, festivales y ceremonias religiosas.
La gente del pueblo generalmente vivía muy cerca de la iglesia, con calles estrechas y adoquinadas. Estas iglesias también funcionaron como importantes centros religiosos ya que la gente solía reunirse para misas y ceremonias regulares y fortalecieron sus identidades religiosas, reforzando así su fe aún más firmemente dentro de la sociedad.