Por Rainer Sousa
Históricamente, el interés por la creación del televisor se puede encontrar desde el siglo XIX. En esta época, grandes conceptos desarrollados en matemáticas, física y química fueron los precursores fundamentales de la tecnología utilizada en la creación de televisores. Hacia la década de 1840, varios científicos estudiaban la posibilidad de transmitir imágenes a largas distancias. En el año 1842, Alexander Bain logró realizar un proyecto de telégrafo enviando una imagen.
En 1873, el británico Willoughby Smith demostró que el selenio era una sustancia química capaz de convertir la energía luminosa en energía eléctrica. Utilizando este principio, la televisión ya podría imaginarse como un dispositivo eléctrico que recibe y transmite imágenes. En 1884, el joven Paul Niokow desarrolló un disco con agujeros en espiral capaz de dividir una imagen en elementos que se reorganizaban para su transmisión.
A finales del siglo XIX, los tubos de rayos catódicos se estaban mejorando como transmisores de imágenes a distancia. En el año 1920, el escocés John L. Baird utilizó los diversos principios ya desarrollados para este tipo de tecnología y construyó uno de los primeros modelos de televisores conocidos. A diferencia de otros intentos, este estudioso logró mejorar enormemente la claridad de la imagen y el sonido con el dispositivo que produjo.
A partir de entonces, el televisor fue mejorando hasta hacerse más viable comercialmente. En 1923, el ruso Wladmir Zworykin desarrolló un tubo de imagen llamado iconoscopio. Emocionada por este logro, la empresa estadounidense RCA contrató sus servicios y fabricó el Orticon. Teníamos allí, pues, el primer modelo de televisión producido a escala industrial.
Llegada la década de 1930, el televisor fue ganando nuevos renovaciones hasta convertirse en un producto de mayor viabilidad comercial. En marzo de 1935, los alemanes fueron en gran parte responsables de realizar la primera transmisión televisiva. En pleno nazismo, este tipo de recurso tecnológico fue increíblemente utilizado para dar a conocer el régimen liderado por Adolf Hitler. Poco después, franceses y británicos también invirtieron en la construcción de estudios y en la transmisión de imágenes.
Desde entonces, los estudiosos interesados en este tipo de tecnología ya han probado algunas posibilidades de transmisión de imágenes en color. Esta hazaña no se logró hasta 1954, cuando la emisora norteamericana NBC utilizó un sistema compatible con televisores en blanco y negro para transmitir imágenes en color. En 1962, el satélite Telstar realizó la primera transmisión intercontinental enviando señales de televisión desde Estados Unidos al Viejo Mundo.
En tierras brasileñas, la televisión apareció como una gran novedad tecnológica en la Feria Internacional de Muestras de 1939, que tuvo lugar en la ciudad de Río de Janeiro. Casi diez años después, el camarógrafo Olavo Bastos Freire retransmitió un partido de fútbol utilizando tecnología improvisada. Dos años más tarde, el empresario Assis Chateaubriand inauguró Tupi, la primera emisora de televisión comercial del país.