La sociedad anglosajona estaba dividida en tres clases sociales principales:la nobleza, los hombres libres y los esclavos. Los esclavos domésticos estaban en la base de la jerarquía social y tenían pocos derechos. Sus dueños podrían golpearlos, venderlos o incluso matarlos. Sin embargo, no se les consideraba propiedad y, en ocasiones, podían obtener su libertad pagando a su dueño una suma de dinero o sirviéndoles durante un tiempo.
Se desconoce el número de esclavos domésticos en la Inglaterra anglosajona, pero se cree que fue relativamente pequeño. Sin embargo, eran una parte importante de la economía y su trabajo ayudaba a sostener a las clases altas.