Después de que Aquiles mató a Héctor en la batalla, ató el cuerpo a su carro y lo arrastró sin piedad por la ciudad de Troya. Esta fue una forma particularmente espantosa e irrespetuosa de tratar el cuerpo de un guerrero caído.
Lanzar piedras
Luego los griegos procedieron a arrojar piedras al cuerpo de Héctor. Este acto profanó aún más su cuerpo y mostró un total desprecio por su dignidad.
Exponer el cuerpo a los animales
Los griegos dejaron el cuerpo de Héctor expuesto al aire libre, permitiendo que fuera devorado por animales salvajes. Esto se consideró una gran desgracia, ya que impidió a Héctor recibir un entierro adecuado y honrar su memoria.
Rechazar el entierro
Inicialmente, los griegos se negaron a permitir que se enterrara el cuerpo de Héctor, lo que se consideró uno de los actos más irrespetuosos. Le privó de la posibilidad de descansar en paz y violó las creencias religiosas y culturales de los troyanos.