Una de las principales fuentes de conflicto fue la tierra. Cuando los colonos ingleses intentaron adquirir más tierras para la agricultura, a menudo entraron en conflicto con las tribus nativas americanas que habían vivido y utilizado la tierra durante generaciones. Esto dio lugar a una serie de guerras y batallas, como la Guerra Pequot (1637) y la Guerra del Rey Felipe (1675-1676), en las que ambos bandos sufrieron numerosas bajas.
Además de los conflictos por la tierra, también hubo diferencias culturales y religiosas que contribuyeron a las tensiones entre los ingleses y los nativos americanos. Los ingleses veían a los nativos americanos como inferiores y, a menudo, intentaban imponerles sus propias prácticas religiosas y culturales. Esto provocó la resistencia de los nativos americanos, que buscaban preservar sus propias tradiciones y creencias.
A pesar de estos conflictos, también hubo casos de cooperación y alianza entre los ingleses y los nativos americanos. Algunas tribus nativas americanas se aliaron con los ingleses contra sus enemigos comunes, como los franceses u otras tribus nativas americanas rivales. Por ejemplo, la Confederación Iroquesa se alió con los ingleses durante la Guerra Francesa e India (1754-1763).
En general, la relación entre los colonos ingleses y los nativos americanos se caracterizó tanto por la cooperación como por el conflicto. Si bien hubo períodos de coexistencia pacífica y comercio, también hubo numerosos conflictos y guerras por tierras, recursos y diferencias culturales.