Civilización rica: A Cortés le habían dicho que los aztecas eran artesanos muy hábiles, conocidos por producir exquisitos trabajos en oro, plata y plumas, así como complejos textiles. Entendió las posibles recompensas económicas de conquistar una civilización tan avanzada.
Imperio poderoso: Cortés había aprendido acerca de la vasta extensión del Imperio Azteca, que se extendía desde el Valle de México hasta los océanos Pacífico y Atlántico. Comprendió la importancia estratégica de derrotar a los aztecas y hacerse con el control de sus territorios, lo que convertiría a España en la potencia dominante en América.
Militares aztecas: Cortés había oído hablar de la formidable fuerza militar de los aztecas. Sabía que los guerreros aztecas eran hábiles en la batalla y tenían un sistema militar fuerte y organizado. Por lo tanto, se dio cuenta de la necesidad de una planificación y preparación cuidadosas antes de involucrarse con ellos en un conflicto.
Religión y sistema político: Cortés adquirió conocimiento de las creencias y prácticas religiosas de los aztecas, incluida su religión politeísta, los sacrificios humanos y la importancia de los sacerdotes en su sociedad. También comprendió la estructura política del Imperio Azteca, con el emperador Moctezuma como gobernante supremo.
Debilidad: A pesar de reconocer el poder azteca, Cortés había oído hablar de posibles tensiones políticas dentro del imperio. Según se informa, varias tribus sometidas estaban descontentas con el dominio azteca y él vio la oportunidad de explotar estas divisiones en su beneficio.
El conocimiento que Cortés adquirió de exploradores anteriores, junto con sus propias habilidades militares y diplomáticas, jugaron un papel crucial en su exitosa conquista del Imperio Azteca a principios del siglo XVI.