Descubrimientos arqueológicos

El naufragio de La Herradura (1562)

El naufragio de La Herradura (1562)

Desde el siglo XVI, el fenómeno de la piratería berberisca se había vuelto endémico, sobre todo por la financiación y apoyo proporcionado por el Imperio Otomano, multiplicándose los asaltos que se realizaban desde las localidades costeras como Argel contra las poblaciones del reino de Granada. Para luchar contra esta piratería, Castilla había ocupado varios reductos en el norte de África (Melilla, 1497; Mazalquivir, 1505; Orán, 1509; Trípoli, 1510) y durante el reinado de Carlos V la flota de galeras fue rearmada y reforzada, protagonizando nuevos enfrentamientos. con los bereberes en Túnez (Día de Túnez, 1535 ) y Argel (Día de Argel, 1541 ) y aplicando una nueva estrategia de defensa en el Mediterráneo.

Durante el reinado de Felipe II muchas de las escuadras se perdieron, pasando a levantar la defensa de las costas de las penínsulas itálica e ibérica en las llamadas "galeras de España", que se dividieron en dos escuadras:una al mando de el genovés Juan Andrea Doria , concentrado en la plaza siciliana de Messina, con el objetivo de controlar el canal de Sicilia y acudir en auxilio y defensa de la costa sur y este de Italia; el otro escuadrón estaba comandado por Juan de Mendoza y se concentró en Cerdeña, con el objetivo de eliminar a los corsarios y ayudar al Levante y al norte de África, además de realizar una campaña anual de verano por las islas del Mediterráneo occidental. Esta última escuadra estaba compuesta por veintiocho galeras:doce de la escuadra de España, seis de Nápoles, seis del marqués Antonio Doria, dos del particular Bendineli Sauli, y otras dos del particular Estefano de Mari.

En julio de 1562, los bereberes iniciaron el asedio de Orán y Mazalquivir, dos de los últimos reductos del norte de África, por lo que Felipe II ordenó a Juan de Mendoza que fuera a rescatar ambos lugares. Así comenzó el viaje de la escuadra hacia Málaga para reabastecerse y donde a los 2.100 soldados, 1.250 marineros y 3.600 remeros, había que sumar las esposas y familias de los soldados de Orán. Fue el viaje al naufragio.

El naufragio de La Herradura (1562)

Tras avituallarse en Málaga, la plantilla esperó viento favorable, pero el 18 de octubre, a partir de las siete de la tarde, empezó a picar por el mal tiempo (la llovizna sería persistente durante toda la prueba), lo que se sumó a la expuesta que el puerto de Málaga se encontraba sobre el oleaje de levante, llevó a Mendoza a ordenar el abandono de la ciudad para dirigirse a la bahía de La Herradura. . Esta era una bahía muy conocida por marineros, corsarios y hasta por el propio Mendoza, quien ya había salvado allí a la escuadra en dos ocasiones, pues servía de refugio al estar resguardada al oeste por Cerro Gordo y al este por Punta de la Mona. .

Desde el principio, sin embargo, empezó a haber problemas:tras salir remando del puerto y avanzar unos kilómetros alrededor de lo que hoy es Rincón de la Victoria, el viento de levante desapareció y empezó a soplar desde tierra, provocando que una de las galeras a los napolitanos , el Caballo, embistió al Soberano, de la escuadra de España, y tuvo que ser remolcado. Tras un breve respiro en el que el viento sopló hacia el suroeste, en los alrededores de Nerja volvió a soplar hacia el este, obligando a las galeras a avanzar de nuevo con la fuerza de los remos hasta llegar finalmente a La Herradura.

El naufragio de La Herradura (1562)

Sobre las diez de la mañana del día siguiente, los barcos comenzaron a posicionarse en la parte oriental de la bahía, finalizando la maniobra sobre las once, cuando el cielo ya había empezado a despejarse y la Punta de la Mona los protegió. del molesto y peligroso viento de levante. Fue un descanso de media hora. El viento del suroeste regresó y trajo consigo la fuerte tormenta :vientos de casi 100 km/h, olas de entre seis y nueve metros. La rapidez y fuerza con que la naturaleza sacudió a la escuadra impidió incluso el tiempo de zarpar, quedando las galeras empujadas unas contra otras o contra los acantilados de la Punta de la Mona. El Santángel perdió el timón y fue arrastrado hasta la playa; el Patrón y el Caballo se volvieron contra sí mismos; la Bárbola chocó contra una roca y fue arrastrada hasta la playa; La Capitana, barco comandado por Mendoza, fue embestida por las olas hasta ser atravesada por ellas. Mientras la gente intentaba nadar en el mar, pero la resaca del mar, los troncos y todos los objetos flotantes seguían chocando contra ellos, matando a muchos. Así murió Juan de Mendoza, cuando el mástil de su barco lo golpeó en la cabeza mientras intentaba nadar y lo arrastró al fondo del mar.

Cuando a las cuatro de la tarde la tormenta amainó De las veintiocho galeras, veinticinco quedaron en el fondo del mar, salvándose sólo la Mendoza, la Soberana y la San Juan, las tres pertenecientes a la escuadra española, gracias a que lograron rodear la Punta de la Mona poco después de su inicio. la tormenta. Es difícil saber cuál fue el número de pérdidas humanas, basta saber que de La Capitana se salvaron cinco personas de un total de más de cuatrocientas. Los que tuvieron mejor suerte fueron los galeotes, pues de los 3.600 pudieron salvar a 1.740 gracias a que Mendoza ordenó su liberación, aunque luego serían nuevamente capturados y devueltos a las galeras.

El naufragio de La Herradura (1562)

La destrucción en apenas tres horas de la escuadra de galeras española, que debía acudir en auxilio de Orán y Mazalquivir, dio un nuevo impulso al asedio al que sometían los bereberes a ambas plazas. Para ayudarles fue necesario enviar parte de la escuadra de Mesina al mando de Andrea Doria, debilitando la que custodiaba el estrecho de Mesina y que vigilaba a la escuadra otomana, junto con las que se podían reunir desde Barcelona y Génova. , al mando de Álvaro de Bazán y Francisco de Mendoza, primo del fallecido Juan de Mendoza. Aunque esta escuadra consiguió levantar el asedio de ambas plazas y, apenas una década después, derrotaría al ejército otomano en la batalla de Lepanto (1571), el naufragio de La Herradura estuvo a punto de acabar con la presencia española en dos bastiones clave y tensó la resistencia y operatividad de la marina española en el Mediterráneo central.

Bibliografía

Fernández Duro, C. (1867):Naufragios de la Armada Española . Madrid.

García Castro, F.J. (2018) “El origen de la Armada Española en el Mediterráneo” en Desperta Ferro Especial XIV.

Sánchez-Laulhé, J.M. y Del Carmen Sánchez, M. (2012) “Meteorología en el naufragio de la flota española de galeras en La Herradura (Almuñécar) en 1562” en Boletín AME 38.


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