La sala 8 del Museo de Cáceres, dedicada a la epigrafía romana, expone una pequeña parte de la colección de inscripciones que atesora la institución. Entre ellas destaca una estela del pueblo de Casar (la antigua Norba Caesarina) que lleva una inscripción que aún no ha sido descifrada. Además, la figura representada en él es especialmente interesante porque tiene aspecto de astronauta o, según algunos, de extraterrestre, lo que ha dado lugar a numerosas conjeturas en los habituales círculos de misterio y en el imaginario popular.
Se trata de una lápida de granito de 48 centímetros de alto por 17 de ancho y 1,12 de espesor en la que está tallada una figura de aspecto humano, con cierta desproporción entre las partes, especialmente la cabeza en la que se aprecian unos ojos incipientes. orientalizadores sonrientes. Lo importante de esta estela es que la inscripción se incluye dentro del cuerpo y las piernas de la figura, en lugar de estar dispuesta alrededor de la imagen.
Lo dio a conocer Ricardo Hurtado de San Antonio (que fue profesor de epigrafía en el Seminario Mayor de Cáceres) en 1976 a través de un artículo publicado en la Revista de Estudios Extremeños. En él relata cómo, mientras buscaba información para su informe de pregrado, le llegó la noticia de la existencia de tal artefacto:
Hurtado se dirigió al Casar, encontrando la estela en el lugar que le habían indicado, el muro suroeste del cementerio local, donde la habían incrustado hace unos 50 años tras encontrarla en el suelo del cementerio. Lo que le llamó la atención de la figura representada fue su ingenio, con notas de sencillez e infantilismo , aunque reconoció que debió ser tallado por algún cantero que conocía su oficio .
La inscripción se compone de profundamente grabado letras, de unos 5 centímetros de alto, que por su forma Hurtado se aventuró a fechar en el siglo I a.C. partiendo de que denotan una escasa romanización, y efectivamente ésta no se iniciaría en la zona hasta el siglo I d.C.
La lectura de la inscripción de Hurtado es la siguiente:
Otros autores proponen algunas variaciones, como la de Callejo Serrano:
Nadie ha podido descifrar lo que dice, aunque todos los autores que lo han analizado coinciden en una cosa, los caracteres de la inscripción son romanos, pero la lengua utilizada es originaria de la zona, es decir, la lengua indoeuropea. hablado por los lusitanos o por los vetones. Lo único que ha quedado claro es el nombre femenino Ilucia , que se ha encontrado en otras inscripciones de la zona y que parece tener raíz íbera.
Las dos posibilidades que apunta Hurtado son o que se trate de una estela celta de finales de la Edad del Hierro, en torno al siglo III-II a.C. en honor a una deidad funeraria indígena, cuya representación tendría influencia íbera y donde la inscripción se habría añadido posteriormente en época romana; o que tanto la figura en relieve como la inscripción son de la misma época y fueron realizadas por la misma persona.
Hurtado se inclinó en su valoración inicial por esta última posibilidad, ante la indiscutible coordinación y unidad entre letras y figuras. y lo que señaló Marcelo Vigil en su Historia de España publicado en 1973:
A pesar de que muchos han querido ver en la figura de esta estela un acusado parecido con el llamado astronauta de las Líneas de Nazca, lo cierto es que no hace falta ir tan lejos para encontrar representaciones similares. Valentín Soria Sánchez en su estudio Las armas en la Edad del Bronce en Extremadura publicado en 1983 da cuenta de otra lápida encontrada en Jarandilla (Cáceres):
Curiosamente, la disposición es similar a la de la figura de la estela de Casar, con los pies a los lados y el cuerpo mirando hacia adelante. Soria Sánchez finaliza diciendo:
Esta estela de Jarandilla era de propiedad privada y se guardaba en una casa particular en el momento en que Soria Sánchez escribió su artículo, por lo que sólo pudo publicar una copia de la estela.
Por último, la catalogación de la estela de Casar en Hispania epigráfica lo describe de la siguiente manera:
Y José María Blázquez y Mª Paz García-Gelabert en Símbolos funerarios, toros y retratos en la Hispania antigua Señale que la figura debe representar a una deidad de ultratumba o a la difunta llamada Ilucia. . Lo que es seguro es que la estela seguirá fascinando por su extraño y evocador relieve, al menos mientras no se descifre lo que en ella está escrito.