Expertos mexicanos han detectado la presencia de un túnel insospechado cerca de la Pirámide de la Luna, uno de los monumentos emblemáticos del yacimiento de Teotihuacán en México.
La Pirámide de la Luna y su gran plaza, en el sitio arqueológico de Teotihuacán, al noreste de la Ciudad de México, la capital de México.
Galerías enigmáticas. Un pasaje subterráneo desconocido ha sido identificado cerca de la Pirámide de la Luna, en el sitio de Teotihuacán, la antigua Ciudad de los Dioses, en México. Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) detectaron su presencia entre la Place de la Lune, una pequeña explanada, y el imponente monumento del mismo nombre, gracias a mediciones de tomografía de resistividad eléctrica. realizado a principios de junio de 2017, según anunció el 5 de julio de 2017 la arqueóloga del Inah Verónica Ortega, directora del “Proyecto de Conservación Integrada Plaza de la Luna ". Este corredor estaría situado a unos diez metros bajo la superficie. Ignorado durante 2000 años, es sin embargo testigo de un esquema constructivo muy utilizado por los antiguos habitantes de Teotihuacán.
Arqueólogos de Inah tomando medidas de resistividad después de colocar electrodos en el suelo. © Inah
Estos hallazgos confirman de hecho que la pirámide de la Luna, así como la del Sol y el templo de Quetzalcóatl, dicho de la Serpiente Emplumada, ¡tenían galerías subterráneas! En la década de 1970, el primero de estos corredores fue encontrado saqueado bajo la Pirámide del Sol. Más cerca de nosotros, el Templo de Quetzalcóatl o de la Serpiente Emplumada, en cambio, ha cumplido sus promesas con el descubrimiento de numerosos tesoros arqueológicos (leer Sciences et Avenir n° 805 ). Ubicado a 12 metros de profundidad, sellado entre el 200 y el 250 d.C., este túnel descubierto accidentalmente por Sergio Gómez (Inah) bajo el edificio escalonado estudiado de 2009 a 2016, estaba lleno de miles de ricas ofrendas, estatuillas de jade, cerámicas y conchas marinas, sin mencionar mencionar la sorprendente presencia de mercurio en las entrañas del monumento. Sin embargo, allí no se ha encontrado ninguna tumba real. La de los primeros señores de Teotihuacán, tan buscada.
Imagen 3D de un túnel anterior descubierto bajo la Pirámide de la Serpiente Emplumada, Teotihuacán. © Sergio Gómez/Inah
A 18 m de profundidad, el interior del túnel de 103 m de largo de la pirámide de Quetzalcóatl, durante las excavaciones de 2009 a 2016. © Bernadette Arnaud
Otras falsas esperanzas sobre estos líderes ya habían surgido en 1998, con el descubrimiento, entonces en los cimientos de la Pirámide de la Luna, el mismo edificio cerca del cual se acaba de descubrir un nuevo conducto desconocido. Allí, en estrechas trincheras, se desenterraron los restos de personas sacrificadas. Cuatro hombres tendidos en el suelo, con los brazos atados a la espalda, rodeados de prestigiosas ofrendas:figuritas, conchas, caracolas, huesos de jaguar y de halcón, además de numerosos objetos referentes a la guerra, como hojas de obsidiana y puntas de flecha. Algunas víctimas llevaban un adorno en la nariz con forma de mariposa. Preciosos vestigios arrancados luego del silencio de la mítica ciudad precolombina por Saburo Sugiyama, profesor de la Universidad de Aïchi (Japón), y de la Universidad de Arizona (Estados Unidos), así como por Rubén Cabrera Castro, del Instituto Nacional de Antropología. e Historia (Inah) de México.
Ubicada a 50 kilómetros al noreste de la Ciudad de México, Teotihuacán está en la Lista del Patrimonio Mundial. Poblada en su apogeo por unas 100.000 almas, la ciudad precolombina fue entre el 200 y el 700 d.C. el centro urbano más grande de Mesoamérica. Su plan arquitectónico se organizó en torno al Miccaotli , un Callejón de los Muertos, dominado al norte por la pirámide de la Luna, y a mitad de camino, por la del Sol, una de las más grandes del mundo. Al sur, la Ciudadela, encerraba el Templo de la Serpiente Emplumada, Quetzalcóatl. Aún no se han dilucidado los motivos de su misterioso abandono hacia el año 700, mucho antes de la llegada de los aztecas, que no se producirá hasta el siglo XIV. Tampoco se aclaró el origen de sus constructores. El sitio de Teotihuacán sigue siendo un enigma. Como lo demuestra una vez más la existencia de este nuevo túnel.