1. Refugios rocosos: A. Afarensis a menudo buscaba refugio en refugios rocosos y salientes. Estas formaciones naturales brindaban protección contra la lluvia, el viento y los depredadores.
2. Cuevas: Las cuevas ofrecieron un entorno seguro y protector para A. Afarensis. Proporcionaron refugio contra las inclemencias del tiempo y amenazas potenciales.
3. Árboles: Trepar a los árboles era un comportamiento común entre los primeros homínidos, incluido A. Afarensis. Los árboles proporcionaban plataformas elevadas para dormir y descansar, así como un punto de vista para detectar depredadores.
4. Vegetación y arbustos: La vegetación espesa y los arbustos densos podrían proporcionar refugio temporal y ocultación de amenazas potenciales.
5. Montículos de termitas: Si bien no es tan común, algunos investigadores sugieren que A. Afarensis puede haber modificado o reutilizado los montículos de termitas como refugio.
Es esencial señalar que A. afarensis ocupó principalmente hábitats de sabana y bosque. Sin embargo, como vivieron hace millones de años, es posible que no se conozcan por completo los detalles exactos de sus refugios específicos, y nuestra comprensión se basa en inferencias de registros fósiles y evidencia arqueológica.